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Valeria:

Sé que no puedo perder el tiempo, pero no tengo idea de por dónde debo comenzar a buscar ayuda con el caso de Gabriel. Debe haber alguien que sepa todo y que pueda testificar a favor, pero siento que nadie será capaz de ello al saber a quien se enfrentan.

La última esperanza es mi padre, pero he leído el diario que me dejó un millón de veces, pero no hay un solo nombre escrito. Se enfocó en describir cuanto pudo a los desgraciados del gobierno, pero no puso nombres. Estoy en un maldito callejón sin salida.

-Jefa...-giro mi rostro rápidamente hacia él en cuanto su voz me trae de regreso al mundo real.-¿que le parece esto?...-dice señalando el plano sobre la mesa. Bajo la mirada y analizo todo lo que tiene dibujado.
-Quizá yo pueda responder a ello...-alzo la cabeza rápidamente en cuanto la voz de Nath inunda el restaurante. Tenerla aquí ha hecho que el lugar se ilumine.-hola solecito...-sin pensarlo dos veces, avanzo hacia ella lentamente para envolverla en mis brazos. Casi no podemos vernos por su trabajo de presidenta en la compañía de su maldito padre y quizá por ello me he puesto a llorar como niña pequeña.-parecemos un par de bebés llorones...-dice entre risas y gemidos ahogados. Siempre he creído que ella es mi alma gemela y creo que no me equivocaba.
-No tienes ni idea de cuánto te extrañé...-digo en un susurro. Siento qué he recuperado una parte de mí.-ven, tengo que contarte algo...-digo antes de alejarme de ella para llevarla del brazo hacia mi oficina. No tengo tiempo que perder.

Cuando llegamos a mi oficina, su rostro se llena de sorpresa y asombro. La última vez que ella estuvo en esta oficina era solo un escritorio viejo y gastado, una silla y uno que otro cuadro en la pared, pero ahora hay dos ventanas y un escritorio mucho mejor que el anterior.

-¿Qué demonios ha sucedido en este lugar?...-dice con bastante asombro. Después de tomar mi puesto como jefe de la cafetería, quise hacer una renovación qué se qué a mi padre le hubiera gustado.
-Solo creí qué un cambio no le vendría mal a este lugar...-digo antes de tomar asiento en la silla tras mi escritorio. Ella imita mi acción tomando asiento en la silla al otro lado de mi escritorio.-¿te gusta?...-ella clava su mirada sobre mí y me regala una sonrisa aprobatoria por mi buen trabajo de renovación.

Hay tantas cosas qué deseo contarle pero no me salen las palabras tan fácilmente cómo creí qué sucedería. No sé por dónde debería comenzar a contarle toda la situación que estoy enfrentando, tanto con Gabriel cómo con el juicio.

-Diría qué no es para enseñarme esto para lo qué me has llamado...-alzo la mirada lentamente hasta sus ojos y niego con la cabeza en respuesta.-¿pasa algo?...-no es solo una cosa la que sucede, son muchas y no sé cuál debería contarle primero.
-Pues...-dejó escapar el aire mientras maquino en mi mente cómo empezar a contarle todo lo que está sucediendo.-han pasado muchas cosas y no sé por dónde debería comenzar a contarte...-sin embargo, sí sé por dónde debo terminar mi relato.-Gabriel me ha contado qué estamos casados...-ella abre los ojos cómo platos ante eso qué ha salido de mis labios.
-Espera espera...-dice moviendo ambas manos de un lado a otro para indicarme que mantenga el silencio por un instante.-eso quiere decir qué tú ya...-corta sus palabras de golpe cuando algo atormenta su cabeza y sé exactamente qué es ese algo.
-Ya sé qué he perdido la memoria...-su rostro se llena de miedo, ansiedad y conmoción por eso qué le he dicho.
-Dios mío...-dice en un susurro apenas audible mientras acerca su mano a la mía y la estruja ligeramente.-Vale...-estoy segura qué para ella también fue difícil mirarme en ese estado y no poder decirme nada.
-Sé lo difícil que fue para todos ustedes el solo saber qué una parte de mí se había ido para siempre, así que entiendo lo duro que la han pasado en estos últimos años debido a ello...-ella niega con la cabeza en respuesta y estruja con más fuerza mi mano.
-Te amamos demasiado, tanto Gabriel cómo tu padre y también yo...-frunce el ceño con tristeza e impotencia por lo que atormenta su mente.-esperábamos que algún día pudieras recordar todo pero aunque sabíamos que era imposible, seguimos a tu lado, incluso si uno de ellos te cuidaba desde lejos...-una lágrima desciende sobre su mejilla sin que le dé tiempo de detenerla.-no tienes idea de todo lo que Gabriel hizo para que lo recordarás...-frunzo el ceño con latente confusión ante eso qué me ha dicho. No tengo idea de a qué se refiere.
-¿A que te refieres?...-pregunto realmente confundida. Siento que lo que me dirá me va a romper en mil pedazos pero necesito saberlo.

Prometida Liberación. ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora