19.♧

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*Latido*      *Latido*        *Latido*

Estaba consciente de mis acciones y decisiones, a pesar de haber bebido un poco esa noche, yo sabía lo que quería y cuando lo quería. Sabía que era una misión suicida, pero ya estaba planeada.

Había planeado esto a la carrera, en el calor del momento y en medio del pánico que me dejó el haber visto la carta sobre la mesa. Solo quedaba un camino por seguir y era el de la libertad para él.

Dejo escapar el pesado aire que aprieta mis pulmones y levanto la mirada hacia la enorme mansión que se levanta frente a mí. Una vez que entre, no habrá marcha atrás.

*Latido*

Aprieto las manos en puños y ladeo la cabeza ligeramente mientras nuestras miradas desatan una batalla por quien resiste más. Esta maldita fidelidad canina que tienen todos en esta empresa es bastante fastidiosa.

A pesar de que le expliqué la condición en la que se encuentra, se rehúsa a decirme su ubicación actual. Ya van cuatro semanas de ausencia y la desesperación se hace cada vez más latente en mi sistema.

-¿Comprendes que necesita de alguien para cuidar su salud? ¿Acaso tu fidelidad te vuelve estúpida y por eso te niegas a decirme en donde demonios se ha escondido mi esposo?...-ella deja escapar el aire con frustración y se sienta derecha en su silla. Por un lado, deseo saber en qué sitio ha decidido esconderse; por el otro, agradezco que se haya ido.

Los juicios están a nada de realizarse y si se dan cuenta que se ha ido, no les quedará más remedio que declararlo culpable por el asesinato de Victoria. En serio no entiendo su maldita imprudencia.

Me he cuestionado desde el primer día si el método que utilicé para salvarlo fue el correcto o me he pasado de la raya al dejarlo irse de esa forma. Es un hecho que he sido una hija de puta, más considero que era necesario.

*Latido*       *Latido*     *Latido*

Tamborileo con los dedos sobre los brazos del sillón mientras aguardo por una respuesta con respecto a lo que le he propuesto. Es una suerte que una mesa cubra mi ansiedad o de inmediato cuestionaría mis intenciones.

En cuanto se sienta derecha en la silla, con la mirada puesta en mí y al parecer una respuesta, toda ansiedad y nervio se va de mí. Estoy segura de que aceptará sin dudarlo.

*Latido*

Acuesto la cabeza en la cabecera de la silla y dejo escapar el pesado aire que tengo dentro. Ya veo venir el maldito regaño de parte del abogado y de Samuel por no obtener una respuesta.

-Maldita sea...-digo con los dientes apretados mientras cubro mis ojos con una mano. Gabriel Stoker me ha colocado la soga en el cuello y ha hecho el nudo que poco a poco me aprieta más y más.
-Espero obtener una respuesta satisfactoria hoy...-dice Samuel cuando entra a la oficina de Gabriel cómo si fuera el dueño y señor. Quito la mano de mis ojos y le doy una mirada de muerte para que cierre la boca.-por todos los cielos Valeria, ¿no puedes hacer una sola mierda bien?...-eso me arranca una risa sin humor. Este bastardo me tiene de un ovario.
-Si te parece tan fácil, entonces ve y dile a su asistente que te dé la puta dirección...-digo sentándome derecha en la silla para mirarlo con toda la fingida felicidad posible.
-La dirección la debe conseguir quien hizo que se fuera y eso, en efecto, no fue mi culpa ni mi responsabilidad...-dice antes de regalarme una sonrisa de oreja a oreja. Maldigo a Gabriel por no habérselo llevado consigo.
-¿No tienes algún maldito trasero que penetrar en lugar de fastidiarme la existencia con tus mierdas?...-le escupo con los dientes apretados. Estar pendiente de la búsqueda de Gabriel ha empezado a pasar factura en mi humor.
-¿Y tú no tienes algún acompañante que comparta la misma sangre de Gabriel para que te penetre por un rato para que descargues ese malhumor?...-siento como mi sangre arde con furia en mis venas por su maldito sentido del humor. Ya no planeo tolerarlo más.

Sin que lo vea venir, me pongo de pie de la silla y comienzo a caminar hacia él mientras quito de mi cuello la corbata que llevo puesta. Es hora de dejarlo como la mierda que es.

Avanzo lentamente hacia él mientras este retrocede con la silla. Si se pudiera ver a sí mismo ahora mismo, sentiría vergüenza por la cobardía y la indecencia que veo en sus ojos al verme acercarme a él de esta forma.

Sujeto los brazos de la silla para hacerlo detenerse en su sitio y su rostro de inmediato se llena de sorpresa. Le llenaré esa maldita boca de mierda para que deje decir cosas que no sabe.

-Mírate nada más, Samuel Dobrev...-en un solo movimiento y para su sorpresa, me siento sobre sus piernas y nuestros rostros quedan muy cerca.-comiéndote a la esposa de tu amigo con la mirada...-coloco ambas manos en su pecho y las subo lentamente hacia su cuello con suaves caricias.-eso no es ser muy fiel a su amistad, ¿no lo crees?...-acerco mi rostro aun más al suyo para que pueda sentir mi respiración sobre sus labios y una sonrisa se dibuja en los míos cuando consigo la reacción esperada.-bastardo...-digo antes de apretar el nudo de la corbata con fuerza hasta que tira su cabeza hacia atrás. Me levanto de sus piernas, sin quitar mis manos del objeto en su cuello y sus ojos de inmediato hacen contacto con los míos.-¿sabes algo curioso sobre esa noche con Louis?...-él sujeta la corbata para intentar aflojar el agarre, pero yo lo detengo colocando mi rodilla sobre su miembro.-cuando él esta feliz, tiende a contar cosas...-él ladea ligeramente la cabeza ante ese extraño dato sobre el bastardo de Louis.-y gracias a ello descubrí que no solo él hacía trabajos para Hope...-sus ojos se llenan de sorprea y casi de inmediato el pánico hace acto de presencia en ellos.-no imagino que pasaría si Gabriel se entera que trabajas para la mujer que lo violó por años...-aprieto con más fuerza la corbata y él deja escapar un gemido. Este maldito hijo de puta ha traicionado a Gabriel.-vuelves a insinuar que soy una zorra o el tema de Louis frente a quien sea y te mataré, bastardo traicionero...-digo antes de soltar el agarre de su cuello y alejarme de él. Siento satisfacción cuando la tos desbocada sale de su boca
-Tú...-dice con voz agitada y más grave de lo normal. Giro lentamente para mirarlo a los ojos porque sé exactamente lo que quiere saber.
-No, porque me aseguraré de que se lo digas tú...-digo en tono de advertencia. Y en un instante, su teatro de mierda cayó como balde sobre el suelo.
-Has cambiado, Valeria...-ladeo la cabeza ligeramente y alzo las cejas en señal de que continúe con sus palabras.-ya no parece que tengas miedo...-eso me arranca una risa. En efecto ya no le tengo miedo a nada ni a nadie.
-Bueno...-acerco mi mano al bolsillo interno de mi saco y tomo el objeto para enseñárselo.-el miedo es el último sentimiento que tengo ahora...-él abre los ojos un poco más de lo normal y se pone de pie lentamente, sin dejar de mirar el objeto que tengo en la mano.
-E...Eso...Eso es...-una sonrisa de medio lado se dibuja en mis labios antes de asentir con la cabeza. Es en efecto lo que él cree.

*Latido*

-¿Quieres tomar el lugar de Gabriel en la cuenta regresiva?...-pregunta con humor. Debe de pensar que es una broma o alguna mierda así.
-Finalmente obtendrás lo que no pudiste tener en ese entonces...-digo con una sonrisa de oreja a oreja. Ella acuesta su espalda nuevamente en el respaldar del sillón y yo la imito.-mi muerte...-digo sin más. Mis palabras parecen surtir efecto porque su mirada se llena de interés rápidamente.
-¿Cómo podría confiar en que podré matarme al final de la cuenta?...-dejo escapar el aire y me inclino nuevamente hacia adelante. Me tomo unos segundos para pensar en algo y cuando ya obtengo la respuesta, toco la mesa con los nudillos y alzo la mirada hacia ella.
-Te aseguro que cuando la cuenta llegue a cero, yo habré perdido todo lo que amo...-ella frunce el ceño para demostrar su inconformidad, pero yo le hago una seña para indicarle que aún no termino lo que quiero decir.-me aseguraré de perder a quien es mi posesión más valiosa a cambio de tu confianza...-la intriga invade su rostro rápidamente y eso me hace ver que finalmente la tengo en mi mano.
-Que así sea entonces, Valeria Rowell...-até mi vida a un puño de cartas a cambio de la libertad del hombre al que amo. Fue la única salida posible y la única idea que sabía que funcionaría para evitar esta mierda.

Le di mi vida a esa perra desgraciada a cambio de la llave para la liberación de Gabriel y no me arrepiento de haberlo hecho. No me arrepiento de haber hecho algo por él por primera vez en mi vida.

Prometida Liberación. ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora