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Valeria:

Mi mirada baila por toda la oficina con lentitud y cautela mientras él observa las hojas que le he dado. Según los escritos de mi padre, este hombre vomita dinero por el montón de casos que ha ganado, más no los ha ganado por corrupción ni nada parecido, sino porque nada lo ha vencido.

Si lo que papá escribió es cierto, Gabriel podrá ganar la contrademanda contra Hope más rápido de lo que cree. Sin embargo, se necesita mucho dinero para tener sus servicios y si no lo tengo, seré tachada de rata de caño o zorra necesitada.

Mis ojos se posan sobre él al tiempo que levanta la cabeza para mirarme. Casi pareciera que estábamos conectados por alguna cosa, pero por lo único que podríamos estar conectados es por Gabriel.

-Es un caso simple...-ladeo la cabeza para disimular como trago una gran roca de saliva.-significa que podría ganarlo sin pestañear...-dice después de unos segundos en silencio como para aclarar lo que significa "caso simple".-pero...-dejo escapar el aire ante la pesadez que siento en el abdomen con ese pero.-hay un costo para ello...-me apresuro a bajar la mirada hacia mi bolso y a buscar rápidamente mi cartera.-no hablo de dinero, señora Stoker...-alzo la cabeza lentamente para mirarlo. Según mi padre, el costo de su servicio es alto.-¿está usted consiente de a quién nos vamos a enfrentar si yo acepto su caso?...-entrelaza las manos sobre el documento que le he dado y me mira con ojos filosos, como esperando una reacción temerosa de mi parte.
-Lo sé...-alza una ceja para imponer más presión, pero yo solo asiento con la cabeza para darle a entender que estoy lista.
-Pareciera que realmente no tiene miedo de morir...-esa frase me deja pensando unos segundos y cuando finalmente obtengo la respuesta, me siento derecha en la silla.
-Le tengo más miedo a la injusticia y mi esposo ha vivido toda su vida en ella...-él baja la cabeza hacia las hojas y frunce el ceño. Pareciera que algo no termina de convencerlo, pero no sé exactamente que es.-si tiene alguna duda, puedo intentar aclararla...-asiente con la cabeza lentamente y la levanta nuevamente para mirarme a los ojos.
-Tengo una...-coloca un dedo sobre las hojas y las arrastra hasta que quedan frente a mí.-¿en que parte de esta información que me ha dado dice el motivo que tiene usted para interceder por su esposo?...-inserto la uña con fuerza en mi piel ante el deseo que tengo de decirle que se meta en sus cosas.
-Porque es mi esposo y...-eso le arranca una risa sin humor. Deja escapar el aire con frustración antes de golpear la mesa varias veces con la mano abierta.
-¿Acaso ve que tengo cara de idiota?...-golpea el escritorio con los nudillos con bastante fuerza y se inclina un poco para estar más cerca de mí.-veo en sus ojos el arrepentimiento por algún pecado cometido y por la forma en la que se está perforando la piel con la uña...-ladea la cabeza un poco, sin despegar sus ojos de los míos. Esta escrutando mi alma poco a poco.-debo suponer que ese pecado fue en contra de su esposo...-trago una roca de saliva mientras él se aleja lentamente de mí.-si desea mi ayuda...-estira sus manos como si fuera un padre en una iglesia y me sonríe con fingida dulzura.-confiese su pecado...-saco la uña de mi piel, la cual sale llena de sangre y me tomo unos instantes para responder.

Mis ojos se llenan de lágrimas ante la rabia e impotencia que siento. Siento que me hago más pequeña bajo la mirada de este tipo que solo me ha hecho preguntas personajes, preguntas que han bajado mi pared emocional.

-Tiene razón...-digo muy bajo. Una ácida lágrima desciende sobre mi mejilla lentamente.-he cometido un pecado contra mi esposo...-una sonrisa victoriosa se dibuja en sus labios ante la respuesta que él esperaba de mi parte.
-Todos en algún punto de nuestras vidas fuimos infieles, señora Stoker, no es algo de lo que...-una risa sin humor sale de mi boca y le corta las palabras de golpe.
-¿Acaso cree que soy tan estúpida como para serle infiel al hombre más codiciado de la ciudad?...-solo decir lo que él ha creído me resulta completamente estúpido y una locura total.-¿usted tiene esposa?...-acuesta la espalda en el respaldar de la silla y asiente una vez en respuesta.-¿ha cometido algún pecado en su contra?...-pone los ojos en blanco y refunfuña, pero nuevamente asiente con la cabeza en respuesta.-su pecado, como usted lo llama, es en realidad un crimen y eso es reparable...-me inclino un poco hacia adelante para quedar más cerca de él.-mi pecado va más allá de lo irreparable...-coloco un dedo sobre las hojas y las arrastro nuevamente hacia él.-yo abandoné a mi esposo a su suerte y ahora...-corto mis palabras de golpe cuando siento el nudo en mi garganta. Él se inclina hacia adelante, con la mirada atenta y la necesidad de que continúe con lo que digo.-ahora estoy pagando el precio...-frunce el ceño profundamente y niega con la cabeza. Parece más confundido que antes.-si desea que lo convenza, venga conmigo...-digo antes de levantarme de la silla, sin despegar los ojos de los suyos.
-¿Acaso cree que tengo tiempo para ir con usted a pasear?...-asiento con la cabeza y le regalo una sonrisa divertida. Él me la devuelve y se toma unos segundos para levantarse.-la sigo...-parece que estoy logrando mi objetivo después de todo y la última fase del plan es que conozca a quien debe salvar. 

Me doy cuenta que cuando se trata de Gabriel o algo relacionado con él, no dudo ni un instante en hacer hasta lo último. Quizá sea esto lo que él siente cuando es algo relacionado conmigo o que me involucra.

Cuando me detengo frente a nuestra casa, giro mi rostro hacia él. Ahora su mirada no carga la misma hostilidad de hace dos días, pero si tiene cautela y una pizca de astucia.

Salimos del auto y caminamos uno al lado del otro por el camino de entrada. Ahora mismo siento que tengo asegurada la libertad de Gabriel y no sé si es por este hombre o porque he recibido ayuda de mi padre.

Entramos a la casa y de inmediato al ascensor. El silencio a nuestro alrededor no es asfixiante ni mucho menos inquietante, es más bien fortalecedor y seguro.

-Le agradezco...-digo girando mi rostro hacia él. Para ser honesta, aprecio que se haya tomado el tiempo de venir aquí conmigo.-que me permita convencerlo de ayudar a mi...-cuando las puertas del ascensor se abren y mi mirada se cruza con la de Gabriel, todo rastro de victoria se evapora de mi sistema.-Gabriel...-digo antes de salir del sitio corriendo para llegar hacia él. Esta sentando sobre el suelo temblando de dolor y yo tranquila hablando con el abogado.-hey...-digo cuando mis rodillas pegan contra el suelo a su lado y mis manos tocan sus mejillas.-respira cariño, respira...-nana aparece casi que corriendo, al tiempo que los pasos del abogado se oyen cada vez más cerca.-¿que sucedió?...-le pregunto a ella cuando se hinca al otro lado de Gabriel. Antes de que ella responda, Gabriel aprieta mi brazo para que lo mire.
-Te juro...Que no es cierto...-dice con voz entrecortada. No entiendo a que se refiere, pero su mirada carga tanta desesperación que me resulta difícil preguntarle.
-Lo sé...-digo en un susurro. Niega con la cabeza frenéticamente y me jala hacia él un poco para susurrarme.
-Mi único error ha sido nacer, Valeria...-mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas y mi corazón deja caer otro pedazo de sí. La aguja penetra la piel de Gabriel y el efecto del líquido es rápido porque sus ojos se cierran casi al instante.
-Lo ha hecho otra vez...-dice nana mientras coloco la cabeza de Gabriel sobre mi pecho.-le ha dicho a la prensa que Gabriel se ha vendido a sí mismo a varias mujeres solo para conseguir la empresa, el dinero y la fama que posee...-la rabia y la impotencia se apoderan de mí al imaginar el dolor que sintió él por culpa de esa maldita mujer. Acuno la cabeza de Gabriel entre mis brazos y solamente dejo escapar las malditas lágrimas que me queman los ojos.

Mis gemidos son tan audibles y siento que salen desde mi estómago. Esta mierda jamás se acabará, ella jamás lo dejará tranquilo, jamás lo va a dejar de torturar a menos que esté a varios metros bajo tierra.

Beso con delicadeza la frente de Gabriel antes de que un gemido ahogado escape de mis labios. Dios, deseo con todas mis fuerzas que ella muera de una buena vez o que se hunda en su mierda de una buena vez.

Oigo como los pasos del abogado se detienen a poca distancia se mí. Giro mi cabeza lentamente hacia su dirección, pero no hace falta que la levante porque él se agacha lentamente en el sitio.

Nuestros ojos hacen contacto visual y por un segundo creo que estoy viendo algo completamente nuevo en ellos. Sin embargo, no lo puedo confirmar a menos que él me lo diga o que me dé una señal de que tengo razón.

-Al contrario de usted, yo odio la injusticia...-dice él en un susurro antes de clavar la mirada en Gabriel. La forma en la que ladea ligeramente si cabeza y mira detalladamente su rostro me pone ligeramente inquieta.-y reconozco a un alma en pena cuando la veo...-coloca una mano sobre la parte delantera del talón de Gabriel y clava la mirada en la mía.-acepto su caso, señora Stoker...-dejo escapar el aire con alivio y una sonrisa se dibuja en mis labios. Agradezco al cielo que esto esté sucediendo.

Finalmente se ha abierto la puerta hacia la libertad y aunque no era esta la forma en la que deseaba que conociera a Gabriel, eso es lo que ha conseguido que se abra. De ahora en adelante, solo vendrán cosas buenas para nosotros.

Prometida Liberación. ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora