Todo en mi sistema se detuvo cuando las puertas del cubículo metálico se abrieron. Sentí que el peso del fracaso caía sobre mi espalda como una roca gigante.
Mis pulmones se negaban a trabajar y mi garganta se negaba a dejar pasar la saliva. Todo en mí estaba estático, a excepción de mi corazón que latía con fuerza en mi pecho.
Los pasos de quien estaba dentro del ascensor empezaron a sonar sobre el suelo y gracias a ello, gracias al sonido de sus zapatos chocando contra el material, mis piernas se movieron y me llevaron hasta detrás de la pared que me escondería de la mirada de quien fuera.
Mis manos se atrevieron a moverse y se adhirieron a mis mejillas para cubrir mi boca. Esta casa es grande y casi creo que los ruidos no se oyen con facilidad, más no tentaré a la mala suerte para que me haga fallar en mi misión.
Los pasos de la persona se detuvieron de golpe a poca distancia de la pared en la que me oculto y luego de unos segundos de pánico, en los que solo mi desbocado corazón sonaba, giré mi rostro dudosamente hacia esa dirección y el rostro Julieta apareció en mi campo de visión. Salto en el sitio de la sorpresa, pero ella niega con la cabeza para que no haga ruido ni me mueva.
-Prepararé el almuerzo...-esa es la voz de nana. Me pego aún más a la pared, con la esperanza de que se abra y me oculte de ella.
-Te ayudaré...-dice Julieta con voz alegre. Ambas pasan por mi lado y cuando lo hacen, noto como Julieta sostiene la atención de nana completamente.Me lleva unos segundos comprender que ella ha venido aquí para ayudarme a conseguir las pruebas y también me hace cuestionarme como demonios se enteró de que he venido a por ello.
Cuando ambas entran a la cocina, me apresuro a avanzar, sin despegar la espalda de la pared, hasta la puerta del estudio de Gabriel. Giro en el sitio rápidamente, sin perder de vista la cocina y tomo la manilla para girarla pero esta esta trabada.
Pruebo una segunda vez y esta nuevamente me impide girarla. Maldigo para mis adentros a quien se atrevió a cerrar el estudio de Gabriel sin el consentimiento de nadie.
Debo pensar con claridad y con rapidez antes de que a nana se le ocurra salir de ahí y aunque sé que no hace falta que me escabulla en mi propia casa, se me dificulta fingir que no estoy haciendo algo importante.
En medio de mi crisis mental, algo pega contra mi zapato. Poso la mirada en el suelo y de inmediato noto que es una llave, una llave que ha sido lanzada desde algún punto cercano.
Alzo la mirada rápidamente y veo a Julieta en la entrada de la cocina, esta de espaldas a mí y uno de sus pies está puesto en punta sobre el suelo. Si de algo estoy segura es que no la ha lanzado con el pie, sino con la mano y esa pose es de disimulo.
Tomo la llave rápidamente y abro la puerta. Debo apresurarme a encontrar las pruebas, pero no sabría por donde empezar a buscar y también debo ser cuidadosa de no hacer un solo sonido o la ayuda de Julieta habrá sido en vano.
Cierro la puerta con cuidado detrás de mí y le doy una ojeada a la habitación. Este sitio está cargado de posibles escondites y no sé me ocurre por donde empezar a buscar.
Saco mi teléfono rápidamente y ojeo los mensajes: "Todas las pruebas están frente a tu nariz." Esto no me da una sola señal de en que sitio podría haberlas escondido Gabriel.
Observo la habitación nuevamente y no me lo pienso mucho para acercarme al armario donde Gabriel tiene los libros. No hay que descartar un solo sitio de esta habitación, pero estoy segura de que Gabriel no lo escondería ahí.
Quito cada libro de su sitio y lo coloco nuevamente cuando he comprobado que no hay nada ni debajo ni dentro de el. Efectivamente Gabriel no lo escondió en este lugar.
Avanzo hacia la mesa junto a la puerta y abro el primer cajón. Los recuerdos que tengo con Gabriel en esta mesa me hacen registrarla con lentitud, en medio de suspiros y risas silenciosas.
La búsqueda no da el resultado esperado, pero al menos siento a Gabriel muy cerca de mí y eso es suficiente. Ya he descartado dos sitios de este lugar y para ser franca, no es como que el estudio de Gabriel sea muy grande.
-Se me acaban las opciones...-digo en un susurro. Me acerco a la mesa detrás del escritorio de Gabriel y registro hasta el último rincón pero no hay nada.-¿en que maldito sitio las has escondido, Gabriel?...-observo la habitación nuevamente y me detengo en el armario que se encuentra cerrado con candado. Ese pedazo de madera viejo siempre me ha dado mala espina pero a la vez curiosidad.-no creo que las escondieras en el único sitio cerrado de tu estudio...-giro en el sitio y observo el escritorio. Solo me queda el escritorio y ese sería el sitio más evidente para esconder algo y a la vez el más seguro.
Me acerco rápidamente y registro lo que hay sobre este, pero no hay gran cosa. Papeles, lapiceros, hojas perfectamente acomodadas, unos documentos del trabajo y....
*Latido*
Un portaretrato cuya fotografía esta hacia abajo. Jamás había visto su escritorio con detenimiento, no me acerqué a el hasta ahora y me asusta lo que puedo encontrar.
Acerco mi mano lentamente a la fotografía y la levanto con duda. Mi corazón late con furia, mi cabeza duele como la mierda y la ansiedad no deja de recorrer mis venas.
Una fotografía de nosotros aparece frente a mis ojos, llevo un vestido de novia y Gabriel lleva un traje entero. Es una fotografía de nuestra...Mis manos comienzan a temblar, mis ojos se llenan de lágrimas y el dolor en mi cabeza es más insoportable que antes.
*Latido* *Latido* *Latido*
El flash de la cámara me hace cerrar los ojos. Mi corazón late con tanta emoción, con tanta felicidad y fuerza que no me cabe en el cuerpo.
Sus labios plantan un delicado beso en mi sien, sus manos se adhieren con más fuerza a mi cuerpo y el calor que emana de su cuerpo me da confort, seguridad y la fuerza para no rendirme.
Giro mi rostro ligeramente y sus labios es lo único que puedo ver. Esos labios los conozco a la perfección, esos hermosos y delicados labios que siempre me han dado besos cargados de amor.
-Esto es para toda la vida, pequeña...-esas palabras se clavan directamente en mi corazón.
*Latido*
Mi mano pierde la fuerza y la fotografía cae con furia contra el suelo. Mis lágrimas descienden rápidamente sobre mis mejillas y el pánico se adhiere con furia a mi sistema.
He hecho ruido y ahora vendrán a ver que ha sido esto. Alzo la mirada rápidamente hacia la puerta y contengo el aliento para tratar de escuchar si alguien viene.
Tras unos segundos de completo silencio afuera, comprendo que nadie vendrá, por lo que me hinco para recoger la fotografía que ahora esta quebrada. Debo comprar uno portaretrato nuevo.
Tomo cada uno de los vidrios y los coloco sobre el marco para levantarme cuando algo cae al suelo y me hace detenerme de golpe. Ojeo el suelo y una USB descansa sobre el.
Coloco el marco sobre el escritorio y acerco mi mano a la llave. No tengo dudas de que esto es lo que estoy buscando pero me deja con la duda del porque de que Gabriel la haya escondido ahí.
Por no prestar atención a mi alrededor, no me percaté cuando alguien giro la perilla de la puerta y solo hasta que el pedazo de madera golpeo la pared, volví a la tierra.
"Ayúdame Gabriel..."
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Prometida Liberación. ¤
RomansaTercera parte de: Tentación prohibida. ♤ Tras las revelaciones sobre el doloroso pasado y presente de Gabriel, la sed porque se haga justicia aumenta en el interior de Valeria y esta, con su latente deseo, desatará la ira de las culpables y dará ini...