CAPÍTULO 4

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Ezra

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Ezra.

—Es que no logro comprenderlo Ezra. Pudimos haber alquilado un apartamento entre los dos. ¡Ese era el plan! —escucho las quejas de Bianca por enésima vez. Desde nuestra llegada a Los Angeles ese ha sido el único tema de conversación que a ella le importa. —¿Por qué tuviste que irte? ¿Y nuestra relacion qué?

Masajeo mis cienes intentando calmar el dolor de cabeza que comienza a acumularse e inclino mi cabeza para respirar hondo. ¿Cómo he llegado a esto? Bianca y yo siempre hemos tenido una relacion agradable, pacífica y sin duda envidiable. Nuestras amistades siempre nos han halagado porque en nuestros seis años juntos, nunca hemos tenido peleas. Al menos no, delante de la gente. Pero todo comenzo gracias a Venus.

Ahora nos encontramos en este momento. Escuchándola reprocharme lo mismo una y otra vez, desde que le dije que vendría a California con mi familia.

—¿Acaso nuestra relacion no importa, Ezra? ¿Es que soy tan poco para ti? — puedo escuchar la desesperación en su voz, sentir los latidos de su corazón palpitar con tanta fuerza incluso a través de una video llamada.

Lleva una bonita lencería, porque según ella, su intención era hacer una llamada caliente, sin embargo, cuando me preguntó sobre mi día, supo que le estaba mintiendo. ¿Cómo podría decirle que terminé en un Sex Shop con mi hermanastra? Y no tan solo eso, sino que compré su nuevo consolador con el que grita mi nombre en secreto. «Estuvimos en el CityWalk de Universal» fue lo único que pude decirle. Le compré ropa. Le compré desayuno. Le compré helado y le compré un maldito vibrador menta al que llamó, su nuevo conejito.

Mi celular suena, notificando una nueva actualización. Actúo de manera instintiva cuando desbloqueo el iPhone y entro al app que compartimos en la familia. Un app que marca nuestra ubicación actual. Voy al nombre de mi hermana y el GPS hace zoom a la fotografía de su perfil. Papá nos tomó fotos a todos con el mismo propósito. Una residencia en West Hollywood es su nueva ubicación, hace cuatro minutos.

Una fiesta de adolescentes hormonales donde seguramente terminará follando y drogándose por placer. Porque eso es lo que a Venus le gusta. Las fiestas, la joda, el sexo y las drogas. Es algo que comenzo mucho antes de lo que podría asegurar. En aquel entonces cuando apenas tenia trece años y ya habia descubierto el sexo, ella tenia el mundo bajo sus pies y junto a su adorado primo Grayson, ellos eran imparables.

Tal vez esa fue razon suficiente para no aceptar a Grayson, o tal vez fue descubrirlos aquella vez. El momento donde mi mundo cambió por completo y me convertí en este monstruo que soy.

Por ella.

—Ni siquiera me estás escuchando. ¡Ezra! ¡Ezra! — la escucho una vez mas y mi mirada se encuentra en la pantalla junto a aquella hermosa mujer que solo ha sufrido por mi culpa. —¿Qué es mas importante que nosotros en estos momentos? Seis malditos años Ezra, ¡seis!

El Sabor de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora