Ezra.El viñedo de Don Fernando Moncada se ubica a cuarenta y cinco minutos de casa. Cuando hay trafico pesado me toma alrededor de una hora llegar a tiempo. Haber elegido trabajar con un hombre como Fernando fue cuestión de ajustarme a este nuevo mundo lleno de oportunidades refrescantes y un cambio de perspectiva. No tuve que pensarlo mucho cuando tras la entrevista, Fernando mencionó la cantidad de dinero que estaria llegando a mi bolsillo y, aunque no soy un hombre ambicioso tengo que reconocer que California es mucho mas costoso que Massachussets. Por lo que necesito generar suficiente dinero para poder sostenerme y eventualmente mudarme por mi cuenta.
Pienso en todas las oportunidades que tuve de mudarme en Boston y un sabor amargo llega a mi boca, es ese pensamiento que me trae la imagen de Bianca, siendo ahora un doloroso recuerdo. No he hablado con ella desde lo ocurrido. En las redes sociales me ha bloqueado y debo suponer que ha hecho lo mismo con mi número telefónico. No es como si yo haya intentado contactarla desde entonces. Eso me hace un hijo de puta. Pero ¿qué le podría decir? Tienes razon Bianca, he vivido una doble vida los pasados años.
Quise a Bianca. Es inevitable no encariñarte con la chica que pasaste los últimos seis años de tu vida. Sin embargo, jamás pude desarrollar ese ansiado sentimiento. No pude amarla.
Elegí venir con mi familia a un lugar nuevo y tras esa decisión, alejarme de mi familia paterna. De mi padre y mis hermanos.
Regresando a casa luego de un dia lleno de trabajo, me detengo en un restaurante de comida mexicana. Horas antes de tomar mi salida para ir a recogerla a la escuela, ella me avisó que su amiga Diana la llevaría a casa. Ante esto, Fernando me permitió quedarme el resto de la tarde organizándole su nueva agenda. Al llegar, todo esta en silencio y extrañamente no hay musica a todo volumen, como suele pasar las tardes, ni la televisión encendida. Dejando las bolsas de comida sobre la isla de la cocina reviso que sus llaves estén en su lugar y si, ella ya está en casa.
Desajusto mi corbata a medida que subo las escaleras en su busqueda y me sorprende que todo se encuentra en silencio. Tengo un Dejavú momentáneamente. Abriendo la puerta de su habitación la encuentro dormida boca bajo junto a sus cuadernos y la musica en su celular a un volumen medio. En ese estado parece tan angelical e inocente muy lejos de ser la chica atrevida y morbosa que esconde. Dejando mi corbata ya suelta en el cuello, acaricio su cabello apreciando su bonito rostro.
Ella abre los ojos sobresaltada ante mi caricia. Su sueño siempre ha sido ligero. Al encontrarme parece aliviada y sonríe aun soñolienta mientras parpadea perezosamente.
—¿Has comido ya? — le pregunto en voz baja, aun deslizando mis dedos por su cabello. Mueve su cabeza negando antes de comenzar a estirarse, al tiempo se remueve dejándome ver que aun lleva la misma ropa con la que fue a la escuela. Puedo ver su ombligo cuando su camisa sube. —¿Te apetece comida mexicana?
Me observa y sonríe.
—La pregunta ofende, hermanito.
Pegándome un puñetazo en el hombro, me empuja y se levanta de la cama volviendo a flexionar su cuerpo. Ambos bajamos a la cocina donde apresuradamente ella comienza a sacar la comida de las bolsas viéndose hambrienta. Trasladándonos a la mesa, comemos mientras ella me pregunta sobre mi trabajo con el señor Moncada.
—¿Has conocido ya a los hijos de Moncada? Dicen que sus dos hijas son hermosas y que el hijo menor es un rompecorazones que se la pasa en Las Vegas gastando la fortuna de su familia.
Se que tanto como yo, Venus ha estado informándose sobre la familia del hombre que ahora es mi jefe. Aunque ambos sabemos la razon por la que me pregunta esto, me gusta ver su mandíbula tensar en pequeños momentos. Luce adorable cuando intenta recomponer sus celos.

ESTÁS LEYENDO
El Sabor de Venus
RomantikA veces los cambios suceden para brindarnos un mejor futuro. Mudarme de Boston fue seguramente lo mejor que pudo haberme sucedido en mucho tiempo porque ahora los tengo a ellos; Ezra y a los hermanos Armstrong. Soy Venus Lewis, adicta al éxtasis de...