CAPÍTULO 24

2K 185 80
                                    


No olvides dejar tu voto, comentario y compartir la historia. 

DEVON



— ¿Crees que estamos haciendo mal en hacer esto? — me había preguntado Killian cuando estábamos en el banco hace casi dos meses.

De todos nosotros, él era el único en sentir remordimiento, suficiente para querer retractarse y decir que Venus le agradaba demasiado para hacerle daño. Alex por supuesto, tuvo que sentarse con Killian y hablarle, calmarlo y asegurarle que no ocurriría nada malo.

— Entonces, señor Armstrong, para repasar y no equivocarnos; estaremos transfiriendo un nuevo monto, ahora con la cantidad de cincuenta mil dólares al número de cuenta que está a nombre de Bianca Stewards. ¿Algo más que debamos arreglar para esta transacción? — me pregunta la mujer.

Asiento, le resto importancia al dinero o el nombre de la mujer en la maldita cuenta bancaria. No es como si me agrada escucharlo.

— Es que ella realmente está enamorada de su hermanastro, nosotros no tenemos derecho de romper esa relación solo por un juego.

La cantaleta de Killian era válida, también me había cuestionado esto. No tenemos ningún derecho sobre la vida de Venus Lewis. Esa Fiera que desde su llegada ha servido para torturarnos. Es encantadora, y sabe que tiene poder suficiente para envolvernos en su mundo.

Como ya lo ha hecho.

— La quieres follar, ¿cierto? — me encuentro cuestionando en un tono severo, cansado de las inseguridades que Killian se ventila desde que descubrimos la repentina partida de Ezra Grant.

— Bueno, yo... si, pero — murmura en voz baja —, me agrada como amiga, y no quiero perder eso, nunca hemos tenido una amiga como ella; que no le importa nuestro dinero. Ya he perdido mucho gracias al invento absurdo del noviazgo con Diana.

Diana Mendoza había sido un error que todos cometimos al pensar que ella nos acercaría a Venus.

— No. No existe un, pero, que valga, ya lo hemos hablado y se ha tomado una decisión; Venus Lewis será nuestra.

Le había dicho cuando aún nos encontrábamos a solas en la oficina de la encargada del banco.

Ahora estaba solo con la misma mujer, quien no dejaba de verse sorprendida por la gran cantidad de dinero que estaría recibiendo Bianca.

Aún cuando finalizó la transacción y me despedí de ella, mi mente seguía viajando a los momentos que he pasado con Venus desde entonces, conociéndola. Viendo su dolor. Escuchándola, recibiendo sus llamados de auxilio en su oscuridad. La conversación con Killian sigue presente aún cuando ya hemos conseguido eso que tanto trabajo y dinero nos costó. Bianca Stewart nos ayudó lo suficiente para que Venus terminará odiando a su hermanastro.

Miento si digo que ver a mi Fiera en un estado depresivo y miserable fue fácil, porque no lo fue. Jamás lo sería, y mientras más la conozco, mas estoy seguro de que jamás podré soportar verla sufrir. En algunos momentos cuestione nuestros métodos así como la enfermiza necesidad de tener a una chica como ella, sin importar lo que sucediera.

Pero no fue hasta esa tarde cuando la vimos experimentar un ataque de pánico, que en medio de su llanto suplicaba por su madre y lloraba por ser abandonada. En ese instante lo entendí, Venus ya estaba tan dentro de mí, que sería capaz de hacer cualquier cosa por ella.

Al día siguiente de aquel ataque de pánico, luego de llevarla a clases, tuvimos una reunión de emergencia en la empresa. Discutimos sobre lo que significaba que ella y Tobías follaran. Quise exponer mi inquietud sobre el daño que posiblemente habíamos causado al usar a la ex novia de su hermanastro. Simplemente la idea de hacerle daño, llenaba mi estómago de una sensación extraña, sintiéndose amargo y pesado.

El Sabor de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora