CAPÍTULO 11

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CAPÍTULO 11

SIN EDITAR.

Ezra.

Dos botellas de vino son suficiente para que mamá y papá se sientan relajados y en confianza suficiente para tocar temas conversacionales un tanto extraños tales como los primeros tres partos que había tenido que asistir mamá, hasta las extrañas costumbres de los nuevos compañeros de trabajo de papá. Por otro lado, Venus y yo nos hemos dedicado a disfrutar la espontanea velada que nuestros padres iniciaron con solo un par de copas. Tal vez sea el clima de California, no lo sé, pero sentado en este mueble de jardín junto a mi madre mientras jugamos a las cartas y bebemos un poco de alcohol, puedo decir que Venus luce como toda una mujer, modelando aquel vestido de verano naranja. Sus delicadas curvas se moldean a la fina tela dejándome la boca hecha agua. Su cabello suelto y su fragancia parecen haber quedados impregnadas en mí.

Aún puedo sentir las delicadas fibras rozar mi nariz mientras mordisqueaba su cuello en la cocina. Nuestros padres nos habian pedido buscar los platos y cubiertos, momento perfecto para jugar un poco.

En aquel instante le tomó desprevenida cuando mis labios cubrieron su cuello y mi mano se deslizó suavemente por su vestido hasta la partidura de este, dejando que mis dedos encontraran aquel lugar prometido. El sabor de Venus es exquisito, como una maldita droga que me vuelve adicto. No existe nada mejor que su piel, su fragancia y su excitación mezcladas con su saliva mientras sus besos me dejan reclamarla, mía. Habia sido solo por un momento nuestro encuentro, como una prueba a lo que nos esperaba. Pero ya la extraño.

Una vez salimos de la cocina ella fue con mamá para ayudarle y yo con su padre. Marcus es un tipo genial que sin duda alguna adora a ambas mujeres, aun cuando detrás de esa alegre mirada esconde la pérdida de aquella mujer que fue el amor de su vida. Su amor por mi madre es grande. Nada comparado al amor que tiene por su hija; la luz de sus ojos.

Durante un rato estuvimos platicando sobre temas variados; nuestros trabajos, el baseball, sobre mi ruptura con Bianca y los planes que tengo en este momento. Sin embargo, el tema que menos me agradó fue el de Venus y su futuro. Tal vez porque finalmente he podido aceptar lo que siento o porque me encuentro perdidamente obsesionado con tenerla entre mis brazos, pero la idea de saber que el mundo universitario esta tan cerca de ella me hace sentir inseguro.

Para ella soy un capricho platónico, aquello que durante años ha deseado y ahora por fin ha logrado obtener. Ya conociendo lo que puedo ofrecerle, es cuestión de encontrar un nuevo capricho y olvidarse de mí, porque ya me ha tenido. Me es dificil descifrar si para ella esto es un simple juego morboso o verdaderamente siente algo. Lamentablemente para mí, Venus sabe cómo esconder sus sentimientos y si no fuera porque la descubrí hace años, jamás me hubiese enterado de sus fantasías por mí.

No puedo evitar pensar en lo que puede ocurrir tan pronto se vea envuelta en el mundo universitario y conozca hombres con mucha más experiencia de lo que está acostumbrada. Hombres que no tienen necesidad de mantenerla en secreto porque no llevan el título de hermano. Hombres que no lo dudarán dos veces y le darán mucho más de lo que yo puedo ofrecerle.

Y eso comienza a picar en mi pecho como nunca lo había experimentado.

¿Qué demonios me sucede?

La veo reírse junto a su padre mientras ella sostiene el plato donde coloca los trozos de carne. Su cabello se mueve al son del viento y su vestido muestra sus esbeltas piernas haciéndome tensar ante la imagen que llega a mi mente.

Su lindo coño depilado y brilloso cubierto de su excitación.

—¡Toma esa, Ezra Stephen Grant! — delante de mí, mamá repentinamente comienza a gritar y bailar en victoria, resultado de su jugada la cual me dejó completamente perdido.

El Sabor de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora