CAPÍTULO 23

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VENUS


El chismes de que estoy follando con los Armstrong se convirtió en el tema principal del instituto antes de que la campana de salida sonará. Para cuando estuve caminando por los pasillos rumbo a la salida, recibí miradas de alumnos que nunca me había detenido a prestar atención, y saludos de personas que posiblemente jamás había cruzado palabras. Era como si el tema de ser la chica de los Armstrong fuera un acontecimiento a gran escala y, ahora yo fuera la chica más conocida y popular del instituto. Cuando finalmente atravieso la puerta principal en dirección a la salida, me encuentro con Devon, quien permanece sentado en su Harley Davidson.

Me acercó y al hacerlo no puedo evitar sonreir, entonces él me dice en un tono sereno.

— Creí haberte dicho que te daría tiempo para que pensaras en la decisión que tomarías, pero no, tienes que ser esa Fiera sin control y salvaje que me enloquece, ¿No es así? Ven aquí, nena — me ordena, una vez estoy delante de él.

Devon extiende su brazo, atrayendome contra su cuerpo apretando mis caderas, subiendo su mano por mi pecho hasta llegar al cuello donde aprieta levemente y continua por hasta alcanzar mi nuca, donde entierra sus dedos en mi cabello. Nos miramos como si el mundo exterior ya no existiera, eterno y placentero. Posteriormente lo abrazo sobre los hombros, él afloja su agarre permitiendo que mis brazos lo envuelvan. Ya que en la posición que se encuentra sentado en la moto, tengo la altura. Sus labios encuentran contra la piel de mi cuello y de inmediato cierro los ojos evitando que cualquier sonido salga de mis labios, excepto por mi exhalación, ya alterada.

— No quiero perder más tiempo rompiéndome la cabeza, quiero vivir mi vida sin remordimientos — le contestó en un susurro, dejándome llevar por la sensación de su lengua y sus labios sobre mi piel —, ¿Acaso no quieres que sea tuya? — le pregunto, alejándose levemente.

Nuestras miradas se encuentran. Su hambre se vuelve palpable y mis palabras parecen ser un insulto para él.

— No se trata de quererte o no, se trata de lo que significa haber enviado ese mensaje, Fiera. Ahora no hay vuelta, no hay pero que valga, ni excusas. Cada uno de nosotros va a tenerte — murmura en un tono ronco, tan grave como lo es su mirada oscura y dilatada.

— Es lo que quiero; cada uno de ustedes, míos, Devon.

Jamás me imaginé decir algo como esto, ni sentirme tan bien al saber que más de un chico muere por tenerme.

No obstante, la sonrisa de Devon me enloquece de tal manera que no me contengo al sujetar su mentón y conectar nuestras miradas una vez más.

— Exclusividad, Devon; si yo soy de ustedes, entonces ustedes son solo míos— le advierto. Quiero que lo tengan suficientemente claro, porque al momento de descubrir que han metido la polla en otro coño, todo se termina.

Le habló con claridad, sintiéndome como una puta Diosa. Viendo su expresión y sus ojos brillar con tanto fuego como el que siento correr por mis venas.

Es hora de un cambio de aire, una nueva Venus.

— Exclusividad, Fiera.

Como si se tratara de un pacto, nuestros labios terminan por unirse y me pierdo una vez más. En su lengua, en el sabor exquisito de sus labios. Su mano acaricia mi barbilla trayendo consigo los recuerdos de nuestro primer encuentro y automáticamente sonrió contra sus labios.

El Sabor de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora