Capítulo 08

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Padme se despertó temprano, cuando las primeras luces del amanecer entraban en el dormitorio. Había dormido poco, pero con un sueño profundo y sin pesadillas. Sin embargo, estaba acostumbrada a dormir sola. La desacostumbraba presencia de un hombre en su cama la despertó finalmente. Una expresión afligida se apoderó de sus ojos al mirar a Anakin, que estaba tendido boca abajo, con un brazo la almohada y el otro sobre el cuerpo desnudo de Padme.

La idea la reconcomía cuando se deslizó sigilosamente de la cama, con cuidado de no despertarlo. Seguramente dormiría durante horas todavía, apenas había tenido descanso durante la noche. De alguna manera tenía que asumir el hecho inquietante de que se había convertido por propia voluntad en la última de sus aventuras de una noche. Pero lo peor no era afrontar que se había dejado seducir con suma facilidad, sino la angustia que le producía que aquel éxtasis no fuera a durar mucho tiempo.

Quizás Anakin volviera a buscarla, pero no se quedaría con ella. Y ella seguiría amándolo, como siempre.

Sacó sigilosamente ropa limpia de la cómoda, agarro todo lo necesario para su baño y fue a la planta baja a darse una ducha. No quería que el ruido del agua lo despertara. Necesitaba tiempo para sí misma. El agua caliente arrastró parde de la tensión de sus músculos, pero cada vez daba un paso sentí un dolor leve que le recordaba la fuerza de Anakin. Después de ducharse, se fue a la cocina y se puso hacer café, se apoyó contra los armarios, mirando el líquido negro que goteaba en el recipiente de la cafetera, cuando el sonido de varios deslizadores llamo su atención.

Pese a la distancia a la que se encontraba, Padme pudo oír las risas, y no necesitó mucha imaginación para saber de lo que estaban hablando entre ellos. El jefe había vuelto a atrapar su siguiente presa. Padme volvió a mirar la cafetera; cuando acabó, lleno una taza grande y la agarró con una mano para calentarse los dedos, que tenía helados. Subió sigilosamente las escaleras y se asomó a la habitación, preguntándose si todavía estaría dormido.

Al entrar a la habitación lo encontró sentado, sin prestar atención al hecho de que la sábana se le había deslizado por debajo de la cintura, y extendió una mano, pidiéndole la taza de café. Cuando Padme se la dio, le dio la vuelta y bebió por el mismo sitio por el que ella había bebido. Luego volvió a entregársela.

Ahora ya puedes irte a tu casa y hacer otra mueca en la cabecera de tu cama -dijo Padme levemente crispada.

Siéntate -dijo Anakin firmemente, sin dejar de mirarla a los ojos.

Ella dio un ligero respingo al oír su voz. Anakin lo notó y estiro su brazo para agárrala de la muñeca, obligándola a sentarse frente a él, en el borde de la cama. Siguió agarrándola de la muñeca, acariciándole suavemente la mano.

Para que lo sepa, yo no hago muecas en la cabecera de la cama. ¿Es eso lo ye ha hecho levantarte tan temprano? -preguntó cambiando el tema.

Ella se encogió levemente de los hombros, sin atreverse a mirarlo a los ojos.

Había vuelto a replegarse. Anakin la miró con gravedad, intentado descifrar su expresión. Recordó su miedo de esa noche, y se preguntó quién se lo habría inculcado. La rabia comenzó a bullir en su interior al pensar que algún canalla había abusado de ella en la cama, haciéndole daño. Las mujeres eran vulnerables cuando hacía el amor, y Padme, especialmente, carecía de fuerzas para protegerse. Debía conseguir que le hablara de ello, o se cerraría a él completamente.

Llevabas mucho tiempo sin hacerlo, ¿Verdad? Antes no disfrutabas del sexo -dijo él, haciendo que Padme volviera a encogerse de los hombros, como si se escondiera detrás de aquel gesto.

¿Qué quieres, una medalla? -dijo ella exaltada- Es la primera vez que he... Disfrutado -dijo sonrojada y apenada.

¿Y porque no disfrutabas antes? -preguntó él seriamente con algo de curiosidad.

Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora