Capítulo 19

607 54 104
                                    

Gracias por el apoyo a la historia. Aprecio mucho cada like, estrellita, kudo, comentario y review. Muchas gracias a quien me pidió actualización porque me recordó que debía agilizar el proceso para poder publicar jeje.

Espero les guste el capítulo y puedan perdonar cualquier error.

___________________________________________________

Regina descubrió que ver a David con Charlotte la hacía muy feliz. El Rey, que fuera no hace mucho solo un pastor, se desvivía por la hijita de ambos. Cumplía con sus obligaciones como gobernante del reino y tan pronto como le era posible se hacía cargo de la bebé para permitir que ella hiciera su parte con los asuntos reales.

En pocos días Regina logró que Midas desistiera. Todo lo contrario a George. Con él no había manera. El hombre se aferraba a la traición cometida por Snow y David, y, según lo que informaba, no le importaba prescindir de los beneficios que ser aliado del Reino Blanco le podía proveer al suyo. El punto era seguir en pie de guerra, aferrado a la idea de hacer justicia y reclamar el reino. Algo que desde luego no decía abiertamente, pero para Regina era más que evidente.

Con la confirmación de paz por parte de Midas en mano se dieron a la tarea de preparar la presentación de Charlotte ante el reino. Era algo que no podía esperar más. La pequeñita pasaría a ser oficialmente una Princesa Real y la legítima heredera al trono del Reino Blanco. David prefería casarse primero con Regina mientras que ella argumentaba era mejor presentar a Charlotte antes pues de esa forma sería mucho más fácil que se aceptara una boda entre ellos. Eran cosas de la realeza que David no entendía, que le parecían absurdas, pero que aceptaba y no discutía porque Regina sí sabía y confiaba ciegamente en ella.

Y fue así como el día llegó. Tal como en la destitución de Snow, a la presentación fueron invitadas la realeza, la nobleza y el pueblo del Reino Blanco, los reinos vecinos y los no tan cercanos.

Regina optó por un vestido rojo con detalles dorados. El escote era pronunciado, enmarcaba a la perfección sus senos y bajaba un poco por su torso. Las mangas largas eran semitransparentes y en la cintura se ceñían un par de guirnaldas en tono dorado que resaltaban a simple vista. El cabello, lo llevaba suelto, pero acomodado. Caía como cascada por su espalda en ondas perfectas denotando elegancia y, entre medio del cabello, llevaba algunos destellos dorados.

Soltó el aire por la nariz mientras se veía al espejo, evaluando su apariencia. Le gustaba, iba acorde a su personalidad. No iba a fingir ser algo que no era ante nadie. Tal vez ya no era malvada, pero tampoco era la misma Regina que fue antes de caer en la oscuridad.

—Dios.

David la sacó de sus pensamientos. Dio un saltito involuntario, se dio la vuelta y lo vio mirarla como si fuera una aparición. Incrédulo y con la boca abierta. El Rey llevaba una túnica roja con una banda dorada, pantalones y botas negros.

—Te ves... —Pasó saliva y tomó aire por la boca que sintió seca al instante—. Regina, eres fuego puro —dijo y después avanzó hacia ella que sonreía de medio lado, engreída y oh, tan, tan hermosa.

La tomó por la cintura y empezó a besarla con pasión desbordada porque se sentía incapaz de contenerse. Se veía espectacular, sensual, seductiva y tentadora.

—Detente, encantador —solicitó jadeante y divertida por el poco control que el Rey mostraba.

—Es que... —Trató de debatir. Sentía unas ganas incontenibles de hacerle el amor en ese momento.

—Estarémos tarde si follamos. —Le dio golpecitos en los brazos para que la soltara. Cerró los ojos, alzó el rostro con altivez y giró para empezar a caminar hacia la cuna.

A New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora