A New Beginning

Epílogo

Gracias infinitas a quienes me acompañaron hasta este punto de la historia. Agradezco profundamente cada palabra que se tomaron la molestia de escribir para opinar sobre la historia y hacerme saber su sentir.

Esta historia nació como algo alternativo de mi primer fic, y como esta hay muchas más historias que se desprenden de donde mismo porque cuando uno escribe, creando en el proceso, las oportunidades son infinitas.

Les dejo como regalo esta parte que es la que cierra el ciclo de esta historia. Es para despedirla bonito porque se lo merece. Espero les guste y lo disfruten.

P.D. A quienes leen la Reina Malvada, y aun no lo han visto, actualicé hace unos días jeje.

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La delicada cadena del amuleto resonó en la habitación cuando David lo soltó, sosteniendo el delgado extremo para que pendiera sobre el vientre desnudo de Regina. Durante el embarazo anterior descubrieron que el amuleto respondía en esa parte igual que en la palma de la mano.

Sus ojos siguieron el movimiento con atención y sonrió entusiasmado cuando el amuleto reveló lo que deseaban saber. Levantó la mirada para encontrarse con la emocionada de Regina. Ella se alzó, sentándose sobre la cama para alcanzar sus labios y besarlo. Envolvió el cuello y cabeza del rubio con sus brazos, mientras que acomodaba las piernas alrededor de la gruesa cintura y se acomodaba sobre el tibio regazo.

—Lo sabía —dijo, sonriendo contra la boca de David que sonrió por igual. Rio divertida cuando él se alzó sobre las rodillas y se inclinó hacia delante haciendo que quedara suspendida entre sus brazos.

—Apenas puedo creer que el destino nos siga premiando dándonos un pedacito bello más —suspiró enamorado. Tenía los ojos cerrados y la frente pegada a la de Regina quien le acariciaba la nuca—. Te amo. No sé cómo es posible, pero cada día que pasa siento que te amo más. ¿Crees que sea normal?

—Espero que sí, porque yo me siento igual. Te amo, David. Te amo como nunca pensé que sería posible amar.

Se fundieron en un beso apasionado que encendió en ellos la llama del deseo. Fue David quien, mientras besaba ardientemente la mandíbula de Regina, tomó su dura erección que restregó contra la caliente intimidad.

—Estás empapada —gimió evidenciando lo excitado que se encontraba.

—Sí, encantador. Estoy mojada y deseosa por tenerte dentro de mí.

—Sus deseos son órdenes para mí, hermosa Majestad —habló con la voz grave, cargada de deseo.

La miró con intensidad mientras se adentraba en ella, disfrutando de la expresión de absoluto gozo en el bello rostro de Regina quien no pudo evitar cerrar los ojos y gemir cuando estuvo dentro, apretándose con fuerza alrededor de su sensible pene, obligándolo a contenerse de no arrojarla sobre la cama y follarla sin piedad.

Regina apoyó las plantas de los pies sobre la cama, él la dejó sobre el suave colchón y se apoyó con ambas manos a un lado de su cabeza. Ella se agarró de los brazos de él y empezó a cabalgarlo con fuerza sorprendiendo al rubio quien creyó que su esposa deseaba que fuera algo suave.

—Me voy a venir —dijo el Rey, contrayendo el gesto en una mueca de ardiente placer. Era demasiado pronto, pero es que ¡joder!, Regina estaba haciendo maravillas en su pene con la forma en que desde abajo lo montaba.

—Hazlo, encantador —susurró con deseo la reina pues esa era la intención. Debían ser rápidos ya que no se podían tardar mucho.

El cuerpo de David se contrajo e instintivamente empujó las caderas contra la intimidad de Regina para meterse en lo más profundo de ella. Su pene convulsionó y comenzó a derramarse con fuerza en la estrecha cavidad mientras lanzaba gemidos con cada oleada del orgasmo. Era tanto el placer que no fue capaz de seguir sosteniéndose tan arriba por lo que bajó el torso sin llegar a dejar su peso sobre Regina a quien le dio un tierno beso en la sien izquierda.