Capítulo 11

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Muchas gracias a todos por leer, por el apoyo, las estrellitas, kudos y likes. Y un millón de gracias a quienes dejan comentarios/reviews porque de verdad que me hacen el día jaja. Me encanta leerlos y saber qué opinan de la historia.

Va a sonar muy repetitivo, pero por favor, síganse cuidando mucho que ya vamos sobre la tercera ola de la pandemia. No bajemos la guardia y sigamos salvando al mundo cumpliendo con la parte que nos toca 😊

Y bueno, aquí les dejo el nuevo capítulo que espero les guste, que lo disfruten y que puedan perdonar cualquier error.

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—¿Qué vas a hacer conmigo? —preguntó Regina cuando por fin se calmó un poco y pudo hablar. Le aterraba pensar siquiera en la respuesta, pero necesitaba saber.

De un momento a otro la reina se tensó terriblemente entre los brazos de David y ahora apretaba con fuerza su chaleco de cuero entre los finos dedos. Como si se estuviera aferrando desesperadamente a él y se preguntó en qué era lo que estaba pensando para preguntarle algo así.

—Nos quedaremos a vivir aquí —respondió esperando con ello ahuyentar todos los miedos que pudiera tener.

Regina empezó a llorar otra vez en cuanto lo escuchó y se acurrucó más contra el cálido pecho. Esas palabras trajeron una extraña calma a su corazón y por eso mismo lloraba, porque fue mucha la angustia y la tensión que estuvo conteniendo durante todo el día al pensar en la posibilidad de que quisiera deshacerse de ella y quitarle al bebé.

Y resultaba que no sólo no lo haría, sino que además se quedaría en el Castillo Oscuro a su lado y eso la hacía muy, muy feliz.

David supo casi de inmediato el momento exacto en que Regina se quedó dormida. Fue justo después de un largo suspiro y entonces empezó a respirar apaciblemente contra su pecho donde se había acomodado. Volteó a verla y la simple imagen le hizo suspirar, y muy despacio colocó una de sus manos sobre el vientre de la reina para acariciar, casi imperceptiblemente pensando en ese bebé que sí era suyo.

Él era el padre del niño que la reina engendraba y nadie más.

Con nada más en la mente que la decisión de proteger tanto a Regina como al bebé, metió la mano por debajo del tibio cuerpo contra el suyo y se puso de pie alzándola en brazos. Vio que la reina abrió los ojos y le pareció desorientada por un segundo, pero luego le miró brevemente con hermosos ojos enrojecidos y tristes, y acto seguido le abrazó del cuello escondiendo el bello rostro en su pecho cerca del hombro izquierdo.

Salió de la cripta y por un momento se preocupó de no saber a dónde llevarla pues no conocía ese castillo, pero una doncella vestida de rosa que se presentó como Nova le empezó a guiar.

Que diferencia al día anterior donde también se atrevió a levantarla en brazos y ella protestó mostrándose orgullosa como siempre, hasta logró hacerla sonrojar y terminaron sobre la cama de Regina, besándose como si nada en el mundo importara más que ellos. Y ahora la llevaba de nuevo, pero la reina estaba triste por lo de su padre y porque estúpidamente él la había tratado mal durante la madrugada, después de que Snow le diera la desagradable noticia.

Dios, en verdad era un perfecto idiota...

—Al final del corredor está la habitación —susurró la amable mujer que sonreía algo efusiva.

—Gracias —dijo muy, muy bajito porque no quería perturbar a Regina de ninguna forma.

Empezó a recorrer el pasillo exageradamente largo que le llevó hasta la habitación que era muy amplia con un balcón enorme que recordaba a la perfección. La cama estaba tendida, pero preparada para acostar al ocupante. David caminó hasta ahí y dejó con cuidado a Regina que seguía sin hablar por lo que no podía decir si seguía dormida o no. Una respuesta que supo cuando ella se giró dándole la espalda.

A New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora