Capítulo 23

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Después de algunos meses aquí está la continuación de esta historia. Como lo comenté en Time to be Crowned, he estado pasando por un bloqueo para la escritura, pero tengo la intención de eliminarlo poco a poco hasta volver por completo.

Muchas gracias por seguir leyendo la historia, por seguir comentando y dejándome saber que les gusta e interesa. Lamento las largas esperas, pero como ya lo he comentado con anterioridad, todas y cada una de las historias en curso tendrán su respectivo final.

Espero les guste...

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El portal se cerró tras ella y Regina supo de inmediato que no se encontraba más en el Bosque Encantado sino en una jungla que jamás había visto en su vida. Aun así, no se acobardó, usó magia para guardar la varita de Azul entre sus ropas y comenzó a avanzar a pesar de no tener rumbo específico. No tenía idea dónde estaba ni qué podía encontrar ahí o a qué enfrentarse, lo único que sabía es que debía encontrar a Balefire aunque ni siquiera supiera cómo lucía.

La esperanza de recuperar a Charlotte y a David con bien la motivaban a no desistir, a seguir intentando, a hacer lo imposible con tal de conseguirlo. Pronto supo que ese lugar se trataba de una isla aparentemente desolada ya que, por más que avanzaba, no encontraba señal de presencia alguna.

Pensó entonces que quizá la magia se equivocó, que el portal no la llevó hasta Balefire y solo estaba perdida en medio de la jungla en una isla en alguna parte del mundo mientras que su esposo e hija se encontraban en manos del Oscuro. Se abrazó a sí misma al pensar en ellos, en la bella sensación de tener a su pequeñita en sus brazos, su suave aroma, su manita aferrándose a uno de sus dedos, pensó también en la seguridad que los brazos de David le brindan, en las caricias y besos llenos de amor que se dedicaban. El tan solo imaginar la vida sin alguno de los dos le provocaba tanta angustia que le hacía doler el pecho, causando sensación de asfixia.

El crujir de una rama la hizo voltear hacia atrás en alerta. El sonido se repitió, pero ahora desde su lado izquierdo a donde volteó esta vez, señal inequívoca de que no se encontraba tan sola como pensó.

—¿Quién está ahí? —preguntó, lista para invocar una bola de fuego. Escuchó una piedra caer, hojas moverse y más ramas en otra dirección a donde volteó y, lo siguiente que supo, fue que tenía una flecha contra el cuello.

—Bienvenida a Neverland, Majestad —escuchó decir a la persona tras ella. Regina supo de inmediato de quién se trataba.

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—¡¿Por qué lo permitiste?! —exigió saber Maléfica—. Prometiste que estaría a salvo, que nada malo le sucedería —reclamó el dragón al hada suprema que seguía en el mismo sitio donde Regina desapareció tras el portal que consiguió abrir.

—Porque ella puede lograrlo. Tiene mi varita y su magia. Magia blanca. Estará bien —explicó a la mujer frente a ella—. Entiendo tu molestia, Maléfica, pero recuerda que ella es nuestra única esperanza.

—Lo sé —suspiró derrotada, dejándose caer en una silla sin soltar su báculo—. Nunca he dudado de ella. Es solo que cuando me propusiste cambiar el destino de Regina pensé que sería más sencillo para ella y que podría tener su final feliz, que no tendría que pasar por algo así otra vez.

—Así será. Confía —pidió, tal cual lo hizo tiempo atrás, cuando se presentó en la fortaleza prohibida para proponer su plan después de que el dragón la buscara para expresar su necesidad por detener a Regina y evitar que lanzara la Maldición.

A New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora