Capítulo 24

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Gracias a todos por leer, por dejarme likes, estrellitas y kudos. Muchas gracias a quienes se han tomado el tiempo de dejarme comentarios y reviews. Los aprecio mucho, como no tienen idea. Y en general gracias por seguir leyendo esta historia a pesar de la demora que me ha tomado continuarla.

Para quienes leen la Reina Malvada: pronto me pondré a trabajar en la actualización. De momento estoy concentrada en terminar esta historia, pero luego de ello volcaré toda mi atención en esta historia. Así que se vienen tiempos buenos para el fic.

Espero les guste el capítulo.

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Regina cayó en un claro en medio del bosque con la varita firmemente empuñada. Se puso de pie de inmediato y, tanto ella como Tinkerbell y Baelfire, vieron cómo Peter Pan se elevaba quedando suspendido a unos cuantos metros de ellos en el aire.

—Es... es Peter Pan —anunció el hada verde con un hilo de voz, aterrorizada al darse cuenta que habían llevado al niño perdido al Bosque Encantado y que sabía tenían en su poder una varita mágica.

—No me digas —dijo Regina con sarcasmo mientras miraba a Tinkerbell con ligero enfado y es que, por supuesto que sabía bien que se trataba de Pan, no había necesidad de aclararlo.

El niño perdido estrechó los ojos al percatarse de un curioso detalle: ni Tinkerbell ni la otra mujer tenían sombra. El hecho le causó asombro ya que jamás había visto algo semejante. Sin embargo, no tenía tiempo que perder, así pues, se abalanzó de nuevo sobre quien sostenía la varita de hada.

Regina, al ver que Pan se iba sobre ella, liberó a Baelfire de las ataduras mágicas para que pudiera moverse.

—¡Corran! —exclamó, dirigiendo sus manos de inmediato hacia la figura del niño perdido para detenerlo al tiempo que, usando magia, volvía a guardar la varita entre sus ropas.

Tinkerbell y Baelfire se dirigieron a los árboles cercanos mientras que Peter Pan volaba por los aires al ser impactado por la magia de Regina. El niño perdido miró su cuerpo sorprendido, inspeccionando el daño causado por ese mágico ser del que no tenía conocimiento. Frunció el ceño analizando que no hizo usó de la varita. No la necesitó para hacer una magia tan poderosa.

—¿Tú quién eres? —preguntó el niño perdido.

—Quien acabará contigo —respondió Regina, mostrándose altiva e invencible. Y no es que lo fuera, lo sabía bien, pero no iba a mostrar que el tiempo apremiaba, que la situación le preocupaba y que lo cierto es que se encontraba desesperada por cumplir con el trato con Rumpelstiltskin.

—Como quieras —dijo con desdén, esbozando una sádica sonrisa.

Acto seguido empezó a volar alrededor de Regina quien lo atacaba mientras lo esquivaba. Procuraba que sus movimientos fueran erráticos, buscando la oportunidad de tomarla por sorpresa.

Baelfire no lo dudó, salió corriendo tan pronto como vio la oportunidad, obligando a Tinkerbell a elegir entre ir tras él o quedarse por si Regina necesitaba ayuda. Fueron apenas unos segundos de indecisión, pero tan pronto como recordó que sin Baelfire era imposible que Regina recuperara a David y a la bebé, fue que tomó su decisión.

Peter Pan lo consiguió. Tuvo la oportunidad de agarrar a Regina por sorpresa. Apresó la fina tela del vestido que llevaba, elevándola un poco y, después, la arrojó con fuerza contra un enorme árbol. El aire abandonó los pulmones de Regina cuando impactó contra el grueso tronco del árbol. Cayó al suelo rodando un par de veces por el suelo. Se quejó, con ojos y dientes apretados, pero casi de inmediato se puso de pie a pesar del intenso dolor que la aturdía. Un hilo de sangre le corrió por un lado del rostro mientras se esforzaba por enfocar a Pan quien se encontraba a unos metros de ella, mirándola con interés.

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