Tres

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¿A cuantas chicas más las llevaba a su casa? ¿Era algo que acostumbraban a hacer los hijos de gente tan acaudalada? ¿Cleo contaba como una chica en esa situación?

Esas eran unas pocas de las preguntas que habían comenzado a surgir en la mente de Cleo. Ya era de mañana y seguía pensando en ello, le había costado trabajo dormirse pensando en la respuesta a la respuesta que le había dado Eros. Pensar que hablaba de ella, era absurdo; no podía referirse a ella. Se negaba rotundamente, seguro su mente le estaba jugando una mala broma.

—¿Cleo? ¿Hola? ¿Estás bien?— Thea inquirió.

Movió su cabeza para dejar de llevarse por sus pensamientos como lo había hecho durante un largo período de tiempo. Después de eso, asintió.

—Cómo te decía, fuimos a su castillo y es ¡enorme! Era muy lindo y espacioso, me sentí como una princesa— la voz de Elodie estaba rebosante de emoción, no había superado el tan increíble día que había pasado.

—Eres una princesa, Elodie— Thea sacudió su cabello y su hermana menor se carcajeo— Se oye como que fue un gran día.

—Lo fue. Fue un gran día al lado de un gran chico— insinuó— Eros es muy atractivo ¿no es así?

Cleo conocía las oscuras intenciones de Elodie. Y de pronto brotó otra pregunta más: ¿Ha llevado a Thea a su casa también?

—Sí, lo es. ¿Saben qué es lo que escuché?— la rubia se acercó a ambas como si se tratase de un secreto— Creo Mar y él se están considerando como pareja, los han visto charlando.

A pesar de que Cleo y su hermana hubiesen ido a su castillo el día anterior, era distinto. Ellas serían como "familia" para Eros mientras que Mar, podía ser algo más íntimo, hasta podía llegar a ser su esposa.

¿Ella era la chica a la que había llevado a casa?

—¿Y por qué?— Elodie sentía indignación; Thea debió haber sido, aunque Mar era muy agradable y muy bella también.

—Supongo que puede que estén enamorados.

—Yo opino que es porque le pareció muy atractivo— Elodie aseguró— ¿Tú qué opinas, Cleo?

Opinaba qué su corazón se había acelerado en vano. Después de oír las palabras de Eros pensó en qué tal vez se refería a ella, por al menos unos segundos antes de que su mente le dijera que no era así. Era claro que había un mar de diferencias entre ellos en muchos aspectos y Cleo estaba bien con eso, no era como que se le partiese el corazón. Para nada, de hecho.

—Tal vez sea cierto lo que dices, Thea.

—Eso sería una fortuna, encontrar un amor mutuo para el matrimonio es terriblemente difícil— Thea tiró su cabeza hacia atrás y suspiro llena de cansancio, ahorró aliento para preguntar después:— ¿Cómo puedes vivir con la idea de que algún día te casarás con un completo desconocido? Tal vez sea feo, o mala persona, tal vez sea golpeador, hay muchas cosas malas que puede ser.

El matrimonio era más un pacto económico, como una especie de ritual que debían seguir. Cleo sabía muy bien eso. En realidad, no le causaba ninguna clase de emoción, tampoco desagrado; porque simplemente así eran las cosas y debía atenerse a eso.

Además, no era tan atractiva como para esperar un prospecto tan perfecto, o al menos ella lo pensaba así. No era tan linda como Thea y su cabello le llegaba abajo de los hombros, eso no le parecía nada atractivo a los demás chicos.

—Solo trato de no pensar en eso.

~ • ~

Cleo había ido al mercado. Su madre la había mandado a comprar las cosas para preparar la cena. El calor era sofocante, era como poner su piel en una fogata durante un muy largo rato. Había tomado agua antes de salir pero ya tenía sed otra vez. Era verano por lo que era una época muy calurosa. Por suerte ya casi llegaba al puesto, no pensaba resistir mucho tiempo más antes de comenzarse a desorientar.

Eros | Timotheé ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora