Veinticuatro

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—Sí, ¡pero sería parte de nuestra familia!— Elodie saltaba en su lugar— ¿viviríamos en su castillo? Eso se oye como fantasía.. Sí, me gusta mucho la idea. Deberías..

—No pasará eso.. ¿Sabes qué es hijo de un lord?

—Ajam, ¿Y eso que tiene? Se gustan.

Cleo no podía más, tenía sus mejillas al borde del color carmesí más intenso que pudiese existir. Después de su día en el lago, su hermana menor no dejó de hablarle de Eros y de que debían casarse y estar juntos toda la eternidad, eso había dicho.

—A veces eso no es suficiente— murmuró la chica con una voz entristecida.

Si quererse fuese el único requisito para contraer matrimonio, sería una realidad muy diferente. Todas las personas podrían escoger con quien casarse y con quien no, no habría negocios de por medio.

Quería estar con Eros aunque no sabía si él la consideraba a tal punto de llegar a verla como esposa. Quizás sólo era un enamoramiento temporal como las historias románticas que contaban en la plaza. Tal vez si conociese a Mar más a fondo, le gustaría ella. ¿Por qué su pensamiento había viajado hasta allá?

Si eso sucediese, ellos quedarían juntos, y ella con Ulrich.

Le dolía demasiado el hecho de tener que estar con el vendedor cuando lo único que sentía por él era asco. Le daba miedo negarse a hacerlo esta vez, Albern no iba a tener compasión de ella. Prefería casarse con alguien que no quería a sufrir una intensa golpiza o cosas peores.

—Es suficiente para Eros, ¿sabes por qué?— se acercó al oído de su hermana mayor y susurró:— Está muy enamorado de ti.

Escucharla decir eso causó que esbozara una inevitable sonrisa. Cada que mencionaban al perfecto chicos de ojos verdes, sus labios se estiraban y sus ojos comenzaban a iluminarse involuntariamente. Era el efecto que tenía Eros sobre Cleo.

—Yo quiero que forme parte de nuestra familia— Elodie volvió a ponerse a correr en círculos— Es el mejor chico del universo, siempre ha estado con nosotras.

Eso era cierto. En la mayoría de sus recuerdos, él estaba allí. Ambos mantenían su distancia, pero aún así él seguía a su lado.

—Lo sé— admitió— Pero no lo creo, Elodie. No podemos ser más de lo que somos ahora.

Suspiró sin ocultar su evidente decepción, como su hermana menor se sentía no era nada en comparación a lo que Cleo sentía por dentro.

~ • ~

¿Para conocerse mejor? ¿Qué necesitaba conocer de Ezio? ¿Qué no sabía que la simple presencia de su primo era el peor de los castigos a soportar?

El lord les había ordenado que ambos fuesen de caza para que hablaran más ya que había notado la tensión que existía entre ambos, dijo que era algo necesario para que pudieran afianzar su especie de relación y que dejaran las absurdas peleas. Eros solo escuchaba su sentencia de muerte.

—¿Qué?

—Deja de actuar como imbecil, tenemos que llevar un animal o tu padre nos va a hacer venir otra vez— Ezio le entregó una de las lanzas en sus manos con brusquedad.

Eros se contuvo de responderle, llevaban un par de minutos y si seguían peleando sólo estaría desperdiciando tiempo con él. Ambos habían dejado los caballos a un lado para que no asustaran a los jabalíes si era que encontraban alguno. También habían llevado un arco por si querían cazar algún ave o cualquier otro animal que se les cruzara en el camino.

Eros | Timotheé ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora