Cleo pensó que quizás se había presentado de una forma muy poco presentable al castillo. Leah le había dicho que le había organizado un día de relajación con todo tipo de cuidados, un baño caliente e incluso un peinado. No pudo negarse, sentía un poco de vergüenza porque seguramente no se veía apropiada. Tal vez era que debía comenzar a vestirse de una mejor manera ya que iba a ser esposa del hijo del lord.
Cualquiera que fuese la razón estaba allí, de pie con un vestido azul de seda fino y una especie de corsé de tela, también tenía listones y decoraciones por todos lados. Nunca había utilizado un vestido así, se veía al espejo y no dejaba de admirar lo bonito que era. Nunca había utilizado algo tan lindo.
—¿Te gusta? Este es un diseño que pensé que te agradaría... Pedí que te lo probaras para que me dijeras porque las costureras irán trabajando en los vestidos para cuando vivas aquí, todo este listo— Leah hablaba mientras se aseguraba que el vestido estuviese perfectamente ajustado.
Eso tenía sentido.
—Me gusta, es muy bonito— dijo Cleo, asombrada de la tela en su tacto.
—-¿Y tu peinado?
Le habían puesto algunas flores alrededor, su cabello estaba suelto y un tanto ondulado, estaba todo acomodado perfectamente hacia atrás y tenía un par de mechones sueltos en la parte delantera.
—Me gusta también.. Nunca me había peinado así— murmuró, tímida.
Leah sonrió.
—Deberíamos caminar.. Quiero ver si los zapatos te lastiman.
La madre de Eros le extendió la mano y Cleo la tomó, entrelazaron sus brazos y ella la guió hacia afuera del castillo. Cleo no iba a oponer resistencia alguna, Leah era demasiado dulce. Tal vez no la había conocido desde hace mucho tiempo, pero a veces le gustaba pensar que era parte de su familia. Aunque de igual forma lo iba a ser en el futuro.
Supo que iban hacia fuera del castillo, las escaleras eran un tanto pesadas de subir, pero los zapatos le quedaban muy bien. Las costureras parecían ser expertas en las medidas.
—¿Cómo esta tu hermana menor?
—Bien, se siente sola... No le gusta mucho estar con Albern— se sinceró, agradecía poder platicarlo.
—Deberías traerla pronto, Eros me comentó respecto a que se quedará y yo estoy más que feliz con la idea— dijo y Cleo le sonrió— Es muy alegre, seguro traerá mucha felicidad al castillo.
Eso era cierto. Elodie era demasiado inquieta, eso hacía que cualquier lugar se viese más vivo.
Una vez que llegaron abajo, vio que se dirían al jardín trasero. La verdad le agradaba tener esa caminata, nunca había hecho algo parecido, sabía que era algo muy común entre las personas de la nobleza o incluso en el pueblo, nunca había tenido con quien hacerlo.
—¿Me disculpas un momento?— le preguntó Leah mientras se separaba un poco de Cleo.
Ella simplemente asintió. La vio alejarse y entrar a un lugar por una de las puertas que daban con la construcción de piedra. Inhaló aire, el clima era agradable porque no hacía mucho calor ni frío.
—Cleo.
Conocía esa voz, podía reconocerla en cualquier lugar. Cuando volteó, casi se queda sin poder respirar. El chico de ojos verdes estaba frente a ella, su cabello estaba un poco más corto, aún así estaba despeinado a la perfección y tenía un traje azul oscuro que lo hacía ver sumamente elegante.
Se acercó a ella, sus ojos comenzaban a hacer que se pudiese completamente nerviosa.
—Te ves muy bonita— confesó mientras tomaba una de sus manos y le dio un suave apretón. Sus ojos la miraban demasiado embelesados.
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Eros | Timotheé Chalamet
Romance¿Por qué Eros, el hijo del lord, parecía de pronto querer romper aquella barrera que existía entre ambos?