Entonces su clamor subió a Dios.
Éxodo 2.23El silencio se cernía de forma ruidosa, haciendo eco en medio del ambiente, volviéndose veinte veces más pesado.
No fue como si el lugar ya tuviese un clima denso; ahí había tres seres sobrenaturales y, por lógica, todo era lúgubre, ardiente, distante.
Jimin estaba recostado sobre su cama, en las suaves sábanas que estaban desordenadas. Sus ojos hinchaditos estaban cerrados, seguía sin recuperar la consciencia.
Hoseok mantenía una expresión seria en el rostro, algo capaz de causar miedo, pavor.
Difícilmente se veía al brazo derecho de tal manera, teniendo esa posición tan drástica y dura, hace años que no se sentía tan mal.
—Taehyung, busca ropas grandes para él. En cuanto ti, Namjoon, busca vendas.—su tono anunciaba órdenes necesarias.
Kim Namjoon, en silencio, asintió, cargando en su interior una sensación amarga. Delante de todo cernía la angustia, el aire que exhalaba no escondía eso; y por primera vez la culpa de un ambiente tan denso no era suya. Su interior sentía el malestar.
Todos estaban vulnerables; cuanto más sentía el Diablo, más los atormentaba. Era como una enorme fila de dominós, cuando uno se caía, todos los otros caían en sincronía.
Taehyung, por su lado, empezó a buscar en el guardarropa pequeño y blanco, que quedaba al lado izquierdo del cuarto.
—¡¿Este chico solo tiene ropas idénticas?!—preguntó retóricamente, manteniendo una expresión intrigada y despreocupada.
J-hope no le dijo nada, permaneció callado.
De hecho, Jimin tenía una cantidad absurda de prendas parecidas, siguiendo siempre los mismos tonos, blanco o beige.
Park nunca pudo escoger sus propias ropas, no tenía tan libertad, no obstante no reclamaba por lo que tenía, solía gustarle lo que le era ofrecido.
—En serio, Hobe, solo tiene cosas de color beige. Cielos, todo eso, todo este cuarto, cuanta infantilidad y futilidad.—se refería a las estrellas prendidas en el techo, que para él, lucían extremadamente innecesarias; además de que su tono de voz mostraba cierto desdén.
—Te dije que buscaras una camiseta holgada. No está yendo a un desfile de moda. ¿Será que por un momento puedes dejar de desentenderte de la situación y enfocarte en lo que realmente importa?—frunció el ceño, mostrando todo su enojo—¿Qué sucede contigo, Taehyung?—preguntó seriamente, estaba sintiéndose muy molesto.
—Nada, volveré a buscarla.—el ser divino no quiso discutir.
El interior de Hoseok estaba revuelto hace mucho tiempo, no era que desde ahora las cosas estaban fuera de lugar.
Cuanto más intentaban reparar los errores, más complicado se volvía. Las piezas del juego no estaban en sus manos, ni sobre las de Lucifer.
Miró la cara angelical; el pelirrojo dormía y parecía estar tranquilo, aún había sangre en su rostro. Con cautela Hoseok llevó un pequeño paño, el cual estaba mojado con agua, empezando a limpiarlo.
El rostro de Jimin parecía estar iluminado por una luz blanca, algo perpetuo de él mismo; era joven y bonito, alguien bendecido y lleno de ternura, algo tan fuerte que le provocaba ganas de vomitar al demonio.
Hope se preguntó cómo Lucifer podía amarlo, besarlo y llevarlo a la cama, su presencia era demasiado fuerte y Dios emanaba de ese chico.
El señor del infierno se mantenía sentado en su trono, sus manos grandes apretaban un bastón, de color plata envejecido, estaba repleto de piedras raras y preciosas incrustadas, tan valioso que no había un precio, un valor suficiente para definirlo.
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Caliente como el infierno
Fiksi Penggemar¿Alguna vez te has sentido aburrido o simplemente harto de la rutina? Así exactamente se sintió Jeon Jungkook, el señor del infierno se volvió sumamente infeliz y a su vez, dejó el infierno para disfrutar de las noches en California. Teniendo como p...