Julgamento Final - A Santa Inquisição I

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Gracias por los 6K!!! he visto que algunos estuvieron releyendo, me alegra mucho que les haya gustado la historia.
Y felicitaciones a la escritora porque su obra llegó a los 9 Millones en su perfil!!!!! (:
Quiero pedirles disculpas por cualquier error que haya cometido al escribir ciertas cosas de la biblia, estudié en un colegio católico pero nunca fue como que me obligaron o incitaron a leer la biblia entonces desconozco muchas cosas y quizás haya escrito mal algunos nombres, o no sé… si es que encuentran esos errores o cualquier otro háganmelo saber, por favor, para que pueda corregirlo.
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“En el principio Dios creó el cielo y la tierra. Y la tierra estaba sin forma y vacía, había tinieblas sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios…”

Espera un momento…

No queriendo ser rudo y sin ningún tono atrevido, pero seamos honestos; después de todo lo sucedido, ¿a quién le importa realmente “que haya luz”?

Al Diablo no, ahora tenía al hijo de la propia luz, la linterna para los pies, el manantial de vida, la sal del mundo.

Las nubes oscuras se rompían en pedazos,  con una ligereza etérea, similar al algodón, delante del cielo escrupuloso y rojizo, mediante variaciones de nubes rojas y grises. Pequeños ángeles volaban incasablemente, como un castigo.

Justo debajo de tal firmamento estaba el verdadero Martirio y el castillo negro brillante del Señor del Infierno.

El trono negro, brilloso por el pulimiento, estaba ocupado por un cuerpo diferente; esta vez había algo más que nuevo habitando el lugar más oscuro y profano de la humanidad y de lo sobrenatural. Una presencia genuina destruía todos los paradigmas y mandamientos de Lucifer. Y ahora cada pobre alma clamaba, de forma indescriptible, por él, el nuevo y dulce demonio: Park Jimin.

El cuerpo pequeño estaba acostado sobre el trono, de forma que sus piernas desnudas colgaban y con su cabeza inclinada hacia atrás; enteramente cómodo. Largas cobras se deslizaban por  su muslo, enrollándose en la blanca y lisa piel de sus pantorrillas, subiendo con lentitud. Jimin vestía una especie de toga muy reveladora, que lo dejaba extremadamente sensual; amaba usarla, pues sabía cuán  lujuriosamente loco se volvía Lucifer cuando lo veía.

La posición de su cuerpo tirado hacia atrás evidenciaba lo despreocupado y adorable que estaba y se sentía el puritano. Los cabellos color fuego se movían con una delicadeza absurda, mientras en su rostro existía una expresión de pura tranquilidad y poder.

Los ojos, que antes eran negros y dulces, ahora cargaban con una muestra de la nueva malicia y perversión. Los cerró sutilmente, solo para inhalar y exhalar, sintiendo la densa energía del Brumo.

Park Jimin se convirtió en mucho más que el brazo derecho del Diablo, tenía un enorme poder en la palma de su mano: Tenía el corazón de Jungkook.

Su radiante belleza podría engañar a cualquiera, si quisiera engañaría al mundo con una facilidad indescriptible, apenas usando sus labios rosáceos y dulces palabras, las mismas que un día utilizó para clamar y adorar al Señor Altísimo.

Alrededor suyo había monedas de oro, joyas y piedras preciosas. Park convirtió en realidad el deseo lujurioso y avaricioso de cada pecador, para que se quemaran eternamente delante de su propia avaricia y depravación.

Caliente como el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora