—¿Mis padres también te lo contaron a ti? —inquirió Jordan sin dudarlo, con gesto de pánico, pese a que Kevin lucía completamente relajado.
—Supongo que confían en mí. Después de todo, ya formo parte de la manada del doctor McCall —dijo energético, con una adorable sonrisa en su rostro. Sus enormes ojos azules se realzaban apenas se elevaban las comisuras de sus labios, pero, aparentemente pareció caer en la cuenta de algo serio—. Lamento que hayas pasado por todo eso.
El chico de rizos oscuros se puso un poco nervioso y trató de decir algo, pero no pudo. Vio que Eli y Jon se acercaron a ellos y al fin abrió la boca.
—Lo siento mucho —musitó apenado—. En serio no quería que te metieran en esto porque todo el que sabe podría resultar lastimado.
—No pareces sorprendido, de todos modos —afirmó el rubio, dedicándole a Kev una mirada llena de sospecha, pero levemente chulesca.
—Ya te habías dado cuenta, ¿cierto? —intervino Eli.
Durante un corto instante, Kev le echó una ojeada al perímetro, viendo que no muy lejos se encontraba conversando el alfa y sus amigos.
—¿Podemos hablar los cuatro? —sugirió en voz baja— Hablar en un lugar más discreto.
Jordan giró la cabeza hacia sus padres y se aseguró de que siguieran sin prestarles atención. Agradeció mentalmente que no oyeron nada y comenzaron a caminar hacia otra parte.
Eli, más alto que Kev, abrazó a éste por el hombro ya que ni Jon, ni Jordan disimulaban su estupefacción e incertidumbre por lo que el castaño tenía para decir. Se marcharon sin levantar sospechas y entraron a una de las cabañas que había divisado hacía menos de una hora. Tenía dos ventanas al frente y la puerta ubicada en medio de ellas.
Era tal como habían visto en las viejas fotos de sus padres; las tres literas perfectamente armadas y pegadas a las tres paredes, con el cómodo espacio en medio para que hicieran una pijamada.
El sitio aún parecía muy nuevo, porque el olor de la madera y de la pintura todavía era muy intenso. Casi no se percibía perfume de productos de limpieza o colonias de los que vivían allí.
—¿Por qué tanto misterio? —quiso saber Jonathan, que había fruncido el ceño con rotunda desconfianza.
—No nos asustes, Kev —repuso Jordan—. ¿Ya sabías que éramos del futuro?
El chico movió la cabeza en un ligero asentimiento. Ya no se mostraba tan confiado y tranquilo como hacía minutos.
Los tres hermanos se quedaron rígidos en su lugar; Eli se había parado al lado de la ventana, Jon se sentó en una de las literas y Jordan estaba parado frente a él. Habiendo visto que se llevaba tan bien con Alec les hizo suponer que lo supo desde el principio y que había estado a su lado para apoyarlos y acompañarlos. Sin embargo, su repentina actitud asustadiza e intranquila, despertó dudas en el trío.
—Creo que ahora que soy... "de confianza" —levantó cómicamente las manos para hacer comillas— puedo hacerles un par de confesiones. Me llamo Kevin Dunbar-Raeken. Hijo de Theo y Liam.
Inevitablemente los tres adolescentes se llevaron una enorme sorpresa. Jordan le dirigió una incrédula mirada a su hermano mayor y luego al menor. Pero fue Eli quien reaccionó primero.
—Caramba —murmuró casi sin aire—. Liam y Theo son más jóvenes que mis padres.
—Eres del futuro —vociferó Jonathan, señalándolo con el dedo.
Algo parecido a la esperanza se reflejó en los ojos de Jordan. Desde que conoció a Kevin, le gustó y desde el primer instante fue consiente de que no cabía espacio para él en su vida. No podía intentar absolutamente nada con él ya que pertenecían a dos mundos completamente diferentes. Y ahora resultaba lo contrario.
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Error 16 | Sterek |
FanfictionLos trillizos Eli, Jon y Jordan vienen dieciséis años del futuro, justo en el punto donde sus padres Stiles y Derek ni siquiera muestran indicios de una posible relación. Un error en esa linea de tiempo podría provocar la peor de las catástrofes. ¿...