Capítulo 24

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—Es una metáfora —se atrevió a admitir Jonathan, sentado junto a su familia en un restaurante oriental que encontraron mientras paseaban por Central Park. Compartían una mesa redonda.

Derek les estaba mostrando desde su móvil una foto que Scott le había enviado. Apenas llegaron a Nueva York y ya recibieron novedades del pueblo; en uno de los recorridos por la zona encontraron un símbolo tallado en una raíz del nemeton y solo los trillizos sabían lo que era.

—¿Qué tipo de metáfora se me ocurrió con esto? —quiso saber Stiles, que acababa de enterarse de que él sería quien daría origen al símbolo de la manada Hale-Stilinski.

—Son llaves acodadas —siguió Jon, googleando la herramienta que mencionó—. A simple vista se ven inútiles —decía mientras les mostraba una imagen—, pero si lo ven desde otro ángulo, notan que tiene una estructura oblicua. Son ideales para llegar a tuercas y tornillos de difícil acceso.

Eli y Jordan estaban atentos a lo que su hermano decía, mientras que Stiles y Derek parecían absorto de todo. No estaban comprendiendo lo que trataba de explicarles.

—Surgió por lo de Donovan, papá —explicó el rubio, guardando de nuevo su teléfono. Notó que su padre humano se puso muy serio, pero al mismo tiempo parecía que empezaba a comprender—. Las llaves te recordaban a las dos versiones que recibió el tío Scott cuando... —No quiso completar la oración para no incomodarlo más—. El símbolo representa a las distintas formas de hacer las cosas. Lo creaste para que supiéramos que siempre hay otra salida, que no nos debemos conformar solo con una.

—De acuerdo —suspiró Stiles, inclinándose hacia Derek para prestarle un poco más de atención a la foto en el teléfono—. ¿Fui tan dramático en su tiempo? —inquirió y notó que su mejilla izquierda ardía porque seguramente Derek le estaba mirando con un gesto burlón, pero prefirió ignorarlo y proseguir—. Entiendo que tiene un buen significado, y no es un mal consejo para darle a mis hijos, pero suena a mucho resentimiento. Yo ya he perdonado a Scott por eso.

—Sabes que esa no fue la primera vez que te falló de esa forma, papá —mencionó ahora Eli.

—Y no iba a ser la última —agregó Jordan.

Stilinski se mantuvo de pronto en silencio, tratando de asimilar lo que todavía le esperaba con su mejor amigo. Él creyó que siempre formaría parte de la manada McCall aunque fuera un humano el resto de su vida. Aquella marca que el alfa verdadero creó representaba a la promesa de amistad, y dolía que su hermano volviera a quebrantar aquello.

De repente sintió la mano de Derek en su espalda y le miró con tristeza un segundo.

—Casi toda nuestras vidas fuimos solo nosotros cinco —comentó Jonathan en voz baja—. Desde que nacimos no hemos tenido mucho contacto con su manada más que ayudar en el refugio algunas veces. Apenas unos meses antes de que todo se fuera al diablo, volvieron a hablar y con su ayuda pudieron venir hasta aquí.

—Entonces —habló prontamente Derek—, ¿ustedes dibujaron esto? —seguía admirando el símbolo. Puede que para Stiles fuese una prueba de que su mejor amigo seguiría siendo un tonto despistado en el futuro, pero a él le alegraba saber que su familia se mantuvo unida todo ese tiempo, y que una nueva marca representase a un nuevo linaje de hombres lobo.

—No hemos tenido la suerte de usar nuestro símbolo por nuestra cuenta —contestó Eli—. Es muy sagrado para nosotros y solo ustedes lo han usado.

—Quizá sigues vivo en nuestra época y viniste a ayudarnos con la misión —mencionó el pelinegro de ojos azules con expresión esperanzada, cargada de ilusión.

Stiles hizo un gesto de asombro y sonrió con amplitud.

—¡Qué cool! Si es así podré ver cómo estoy en dieciséis años. Sigo muy guapo, ¿cierto?

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