Capítulo 17

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No solo tuvo la sensación de que Derek intentaba decir algo y no se atrevía ahora que estaban viajando en el auto de regreso a la casa, sino desde que se habían quedado solos en el hospital en la mañana.

Si Stiles tenía un super poder, era la intuición, y conocía en Derek hasta el movimiento más leve que hacía con las cejas, por lo que todo el tiempo sospechaba que el lobo estaba a punto de decirle algo cuando de pronto se sumían en el silencio, pero volvía a notar que no iba a hacerlo.

Entonces Stiles habló ni bien aparcaron frente a la casa, detrás de la camioneta de la policía del sheriff. Su jeep estaba aparcado a medias bajo el techo. El rocío de la fresca noche bañaba la lona de su preciado vehículo.

—De acuerdo, escúpelo —Stiles echó una ojeada alrededor, asegurándose de que nadie los pudiera escuchar.

—¿Que escupa qué? —inquirió Derek, claramente haciéndose el desentendido.

—¡Oh, vamos, amigo! —el humano movió expresivo sus lastimados brazos—. Has sido mi enfermero sexy todo el día, me ofrecías agüita todo el tiempo e incluso intentaste darme de comer, y ni siquiera me dejaste subir a tu auto por mi voluntad. ¿Crees que aún así no puedes confiar en mí?

—¿Tú enfermero sexy?

—De todo lo que te dije, ¿solo eso escuchaste? —Stiles fracasó en su intento de mantener la seriedad. Es que las cejas de Derek con esa mueca de fanfarronería era toda una poesía.

El moreno sonrió de manera genuina. Podría jurar que no había confirmación más obvia que esa, de que sí confiaba en él. Derek no se reía así con nadie, y aquello llevaba días ocurriendo. Stiles empezaba a acostumbrarse a ver esa faceta.

—¿A qué te refieres? —preguntó al fin, mirándolo con fijeza.

—No creo que solo haya sido impresión mía, pero has estado raro todo el día, como si ocultaras algo.

El lobo soltó aire en un resoplido, e instantáneamente llevó la vista al brazo del humano.

—Yo... —musitó Derek, casi como un suspiro—. Yo tuve que donarte mi sangre.

—Oh —frunció levemente el ceño, decepcionado de que no fuera la noticia tan asombrosa como se esperaba— ¡Oh! —cayó en la cuenta de que no era cualquier sangre—. Tu sangre de hombre lobo.

—Sí. Tu sangre es un poco complicada de conseguir y tu padre donó hace poco. Así que tuve que darte la mía —explicaba con tranquilidad.

—Entonces —musitó Stiles, en su voz se percibía el sarcasmo—, ¿eso significa que ahora voy a ser un hombre lobo y me voy a convertir en luna llena, gruñir todo el tiempo y asesinar con la mirada?

—No creo que...

—¿Y mis cejas van a desaparecer? —siguió el humano, divagando— Te juro que nunca entendí por qué te quedas sin cejas. ¿Adónde se van? ¿Son los que te salen en las patillas? Supongo que como es algo mágico, no tiene mucha explicación.

—Cállate —Derek le puso la mano sobre la boca y siguió escuchando que el chico balbuceaba, y no lo retiró hasta que quedó en completo silencio—. No vas a convertirte en nada. Te curarás más rápido de lo normal y eso es todo. En dos semanas volverás a la normalidad.

—No me estoy curando más rápido. Me duele hasta el trasero, Derek.

—Más rápido de lo normal para un humano, Stiles —aclaró el lobo—. Pero necesito que me mantengas al tanto de cómo te sientas. La mínima molestia que tengas.

—Me molesta todo.

—Te golpearé en la nariz para que sepas diferenciar dolores —sonrió Derek mientras el humano abrió los ojos muy grandes.

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