Capítulo 30

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El viaje cómodo duró muy poco. Derek era quien conducía mientras que en el estéreo sonaba un clásico de los Backstreet Boys y Kevin lo entonaba armoniosa y dulcemente, con una voz que no se la habían escuchado antes, observando la nada a través de la ventana.

Stiles no hacía más que bufar de impaciencia.

—No solo te pareces a Zac Efron —empezó Stiles después de apagar la música y hacerle dar un bote del susto al adolescente—, también cantas como él. No sabía que cantabas así, ¿hay otra cosa que no sepamos de ti?

—Stiles —musitó Derek a modo de advertencia para que cuidase sus palabras. Pero hizo caso omiso.

—De acuerdo —Stiles alzó las manos y giró su cuerpo todo lo que pudo, para poder ver mejor a Kevin—, ya estamos lo suficientemente lejos de los demás y muy cerca del bosque. Así que si no hablas ahora, podemos hacer desaparecer tu cuerpo sin vida y nadie sospechará de dos respetados policías.

Los ojos de Kev se abrieron más asombrado que aterrorizado y Derek miró de malos modos a Stiles.

—Eso no es muy detective de tu parte.

—Cállate, solo quiero que vaya directo al grano y me diga lo que está pasando —farfulló mientras mantenía la mirada fija en el adolescente que estaba pasmado en su asiento.

—No escuches a mi compañero, niño —comentó Derek, viéndole un segundo a través del espejo retrovisor.

Kevin observó a Stiles y esbozó una sonrisa inocente.

—Sabía que por eso se ofrecieron a llevarme a casa —rio por fin el chico, un poco nervioso—. Pero Eli me dijo que ya podía proceder con la misión.

El conductor se vio en la necesidad de mirar a Stiles rápidamente sin dejar de prestar absoluta atención al camino, notando que sus orejas y mejillas se habían puesto rojas ya que entendía a lo que se refería. Era vergonzoso saber que de a poco se iban enterando que tuvieron relaciones en ese breve viaje.

—Lamento no poder decir demasiado.

—Dios —murmuró Stiles con hastío, agarrándose el puente de la nariz con impaciencia—, estoy tan cansado de tantos misterios.

—Solo puedo darles unas coordenadas adonde deben viajar —prosiguió Kev.

—¿Viajar? —se interesó Derek.

Stiles arrugó el ceño sin entender.

—¿No es aquí en el pueblo? —preguntó.

—No es aquí en el país —aseguró Kev un tanto apenado. Sacó el celular del bolsillo de su pantalón, y después de pulsar unas cuantas cosas en la pantalla, a Stiles le vibró el suyo.

—¿¡Es un chiste!? —exclamó Stiles alarmado—, ¿China?, ¿qué carajos iremos a hacer en China?

—¡Stiles! —lo reprendió Derek con una mueca molesta y a la vez interrogantiva, tanto por decir palabrotas delante del chico como la ubicación de donde debían viajar.

—Perdón —farfulló el detective—, ¿qué diablos iremos a hacer allí?

Kev emitió una risita nerviosa y miró a sendos hombres, sin saber qué decir con exactitud.

—Ya sé que están cansados de que les digan que no podemos decir mucho.

—Sí, lo estamos —repuso Stiles frunciendo todavía más la frente.

—Es que no podemos, ¡lo siento! —suplicó el adolescente, mostrando una sonrisa extraña de vergüenza, pues le hacía gracia cómo el señor Stilinski le fusilaba con la vista—, pero les prometo que en ese lugar encontrarán a personas que podrán ayudarlos, personas que ustedes conocen y que les dará toda la información y todas las respuestas que necesitan para la misión.

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