Cielo Sin Estrellas [Isaac Lahey y tu]

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Narra ________

Una semana después... 

— Te digo que estoy bien — le dije por enésima vez a Scott, cansada 

— Aun no terminas de aprender, ¿Qué harás en la luna llena? — pateé con fuerza una roca en el suelo 

Los sonidos que antes sabía que estaban allí, pero no los escuchaba, ahora retumbaban en mi cabeza con fuerza. Los pájaros cantando, el río a unos metros, el crujido de las hojas en los árboles, pequeñas patitas de animales corriendo por allí. Escuchaba todo y lo sentía.

— Pedirle a alguno de ustedes que me encierre en algún lugar o me encadene.— rodó los ojos 

— Hablo en serio, _______ — 

— Yo también, Scott — nos miramos fijamente por varios segundos

— Sabes que será la primera y tal vez última luna llena que pases con nosotros, ¿no? — las garras y los colmillos salieron sin previo aviso y la necesidad de morder algo fue asfixiante — ¿Lo ves? No estás ni cerca de controlarte — 

—  Y no lo estaré sabiendo que me iré lejos de aquí — 

— Solo serán unos meses. Te estaremos llamando — 

— ¿Y si algo les pasa mientras no esté? ¿Y si suceden más cosas? — me pasó un brazo por los hombros mientras me guiaba no sé a donde 

— Es Beacon Hills. Claro que pasará algo. — 

— No ayudas — me sonrió y me lanzó unos audífonos — ¿Y esto? — 

— Tenemos que buscar otra cosa para hacer que te calmes. Cuando Isaac no esté contigo, necesitarás más que sus recuerdos para controlarte... — 

— Especialmente con mis problemas de ira. Lo sé. Le diste poder a una bomba — bajé la cabeza

— No lo veas así. Hicimos lo que teníamos que hacer — me dio un beso en la cabeza — Y ninguno se arrepiente de eso — 

— Tengo miedo. Demasiado — confesé luego de abrazarme a él — ¿Y si no logro controlarlo? ¿Y si complicó las cosas en Londres? ¿Y si nos descubren? ¿Y si le hago daño a alguien...? ¿A Isaac? — Scott me apartó con cuidado 

— Debes de dejar de sobre pensar las cosas. Tienes que confiar un poco en ti — 

— Es que no puedo — pateé otra roca 

— Verás que si. Todo saldrá bien. Isaac es un buen beta. Sabrá que hacer. — asentí y lo seguí por el bosque — Iremos con Derek. Tiene que enseñarte unas cuantas cosas más — 

~●~

Al final descubrimos, aunque ya lo sabíamos, que la música era otra forma de calmarme. Además de muchas otras cosas. 

— Entonces... ¿de verdad se irán? — preguntó Derek, inseguro 

Me tomó por sorpresa. No la pregunta, sino la forma en la que lo dijo. 

— Sí. Intento verlo como algo bueno. Solo serán unos meses. Servirán para aclarar todo — asintió 

Pero yo podía ver más. Podía oler más. Esto de ser mujer loba... No tenía ni un poco de sentido. 

Malditos hombres lobo.

— Habla con él, Derek — frunció el ceño 

— ¿De qué hablas? ¿Stiles? — ahora fui yo quien frunció el ceño