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Unas horas más tarde, me encontraba sentada en las gradas viendo el partido de Lacrosse junto a Allison y su abuelo. Gerard hacía demasiadas preguntas sobre el deporte y no solo a Allison, sino que a mi también. 

El juego iba fatal. Dudaba demasiado que los del equipo contrario tuvieran la edad asignada y al parecer no era la única. 

— ¡Por favor, ¿eso es un adolescente?! — gritó el entrenador cuando un enorme adolescente del equipo contrario tacleó a uno de nuestro equipo — ¡Quiero ver su acta de nacimiento! —  y se sentó al lado de Stiles — ¿Quién o qué es ese experimento fallido? —

— Eddie Obomowitz. Entrenador, lo llaman "La Abominación" — respondió Stiles tenso y nervioso 

— Ah, que lindo — 

— Están perdiendo — dijo Gerard más a mi que para Allison 

— Bueno, a veces los equipos suelen hacer trampa o en este caso, tomar más esteroides de los que su cuerpo puede digerir — solté con molestia

No era justo.

— Veo que el Lacrosse te apasiona, ¿o me equivoco ________? — 

— No es tanto así, pero desde que tengo memoria he visto jugar a Stiles y Scott. Me acostumbré — le di un pequeño pisotón a Allison para que ejecutara su plan 

Ella comenzó a frotarse las manos y cuerpo al instante.

— Debí traer algo más abrigador —  

— ¿Tienes frío? Ten mi abrigo — Gerard se levantó de su asiento y le entregó su abrigo a Allison 

— ¿Seguro? —

— Si. Ten — y le ayudó a colocárselo 

Si no supiera que Gerard es un asesino loco con cara de abuelo tierno, diría que eso habría sido conmovedor. 

— Yo necesito ir al baño. — les avisé y bajé las gradas

No tardé mucho, cuando comencé a escuchar los gritos de las personas y por encima de estos los gritos del entrenador. Levanté la cabeza y vi como esa máquina de esteroides derribaba a todos los del equipo. 

Suspiré pesadamente y me acerqué a donde Stiles y el entrenador furioso. 

— Tiene las llaves — les susurré en el oído 

Se levantó enseguida. Ambos pasamos por debajo de las gradas donde Allison y Gerard se encontraban. Ella estiró la mano con las llaves y las tomé. 

— Bien, vámonos —  

Corrimos por todo el campo y la mitad del estacionamiento hasta llegar a la parte de atrás de la escuela. 

— ¡STILES, LA OFICINA DE GERARD ESTA POR ALLÁ! — le grité cansada

— ¡LO SÉ. AHORA REGRESA AL PARTIDO! — me ordenó

— ¡¿POR QUÉ?! — 

— Regresa y asegúrate que Gerard no se acerque —  

— Pero... ¡Allison ya se encarga de eso! — 

Me estaba desesperando. El pecho me subía y bajaba rápidamente, además de que sentía la respiración entrecortada. 

— ¡Stiles, no volveré! — 

— ¡Hazlo, por favor! — suplicó mientras intentaba entrar a la escuela 

— ¡No! — corrí a donde él — ¿Por qué tengo que volver? — 

Se giró hacia otro lado y se talló la cara frustrado.

Cielo Sin Estrellas [Isaac Lahey y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora