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Nuestro experimento no tenía forma de nada.
Bueno, al menos no se ve como el de Stiles y Scott. 

Instintivamente levanté la mirada. Era una masa amarilla, por otro lado, el de Isaac y Lydia era un cristal perfecto. 

— Ahora, la parte final del experimento que seguro les gustará, es que pueden comérselo — ni loca me comería eso 

Puse una mueca al ver como Érica enterraba más sus garras. Sin soportar más, tomé su muñeca y las garras se movieron un poco hacía arriba. 

— O me sueltas o te juró que llenaré una maldita bala de plata en acónito y yo misma te la disparé en la cabeza — la miré molesta y sacando demasiado aire por la nariz 

Érica pareció pensárselo. Al final sus garras salieron de mi piel, dejando una gran mancha de sangre en el pantalón la cual se extendía cada vez más. 

Allison tomó un pañuelo de su mochila y lo colocó en la herida. 

— ¡¡LYDIA!! — el gritó de Scott hizo que Allison y yo lo miráramos desde nuestro lugar, por consiguiente, Allison hizo más fuerza en la herida y yo solté un grito ahogado de dolor. 

— Lo siento —  

— ¿Qué? — respondió Lydia 

Scott al ver que todos los mirábamos, se volvió a sentar en su lugar. 

— Nada — al ver la cara de Érica comprendimos que pasaba 

— ¿Ahora? — Allison me dio una mirada 

— Si, ahora. En el cristal — vimos a Lydia llevándose el cristal a los labios y lo mordía  

Al mirar por la ventana vi a Derek recargado en un auto cerca de un enorme letrero. Los nervios comenzaron a hacerse presentes al ver la intensa mirada de Derek a Lydia. 

Pero nada, no pasó nada. Lydia estaba bien. 

Sin poder soportar más, me levanté de mi asiento casi llorando. 

— Diles que pasó y me cuentas el plan — le susurré a Allison 

Salí del salón con la mirada de la mayoría en mi. Necesitaba limpiarme esta herida que me ardía como los mil demonios y para colmo era de una mujer loba. 

Me dirigí al baño y abrí un poco más el pantalón, de cualquier modo ya estaba roto. Tomé un pedazo de papel higiénico y quité la sangre seca y la que seguía saliendo sin parar. 

— Joder... — murmuré al ver que no cesaba la sangre 

Estuve al menos 10 minutos más ahí y la sangre aún seguía saliendo. Ya no como antes, pero si un poco. Logré ponerme una venda que había en la caja de primeros auxilios, aunque ya estaba manchada de rojo. 

Al salir del baño, casi me caí al ver a Isaac recargado en la pared. 

— ¿Estás bien? — apenas vio que salí del baño me revisó completa — Huelo sangre — 

— Pues tal vez sea por el golpe que te daré si no te alejas — murmuré mientras cojeaba 

— Sí. No estás bien — se acercó a mi y me detuvo — ¿Te ayudo? — 

— Prefiero abrazar un cactus — volví a hacer un vago intento de caminar, pero me seguía doliendo 

— Vamos, no seas orgullosa, ______. Solo quiero ayudar — me detuve de golpe y lo miré furiosa 

— Métete tu ayuda por donde mejor te plazca, Isaac— 

— No fue mi plan, fue el de Derek — 

Cielo Sin Estrellas [Isaac Lahey y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora