20.La madrugada después

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20.La madrugada después

Abrí los ojos sobresaltada sintiendo que tenía una extraña amnesia, ¿Dónde estaba?, miré a mi lado; Cristóbal, fruncí débilmente el ceño mientras recordaba todo lo que ocurrió ayer, y sentí mis mejillas sonrojarse con fuerza, eso sí había sido... Intenso.

«No puedo creer que te drogaras Karla».

A la mierda.

Observé a Cristóbal, sus labios ligeramente entreabiertos, él seguía durmiendo a mi lado roncando un poco, joder, yo tenía mucha sed.

—Cristóbal —lo llamé, apenas se movió, así que comencé a tocar sus brazos—, Cristóbal, despierta.

Él entreabrió los ojos mirándome con una mueca de fastidio.

—¿Qué?

—Es... —miré el reloj de su mesa y casi sentí infartarme— joder, medianoche.

—¿Ah? —dijo aun confuso.

—Cristóbal llévame a mi casa. —dije levantándome de la cama.

—Después ¿sí? —se iba a dormir otra vez, pero obviamente no se lo permití, comencé a moverlo con brusquedad.

—No, mis padres me vas a matar —me vestí y busqué mi teléfono, joder, tenía casi 20 llamadas de mis padres.

Oh mierda, me iban a castigar.

Bueno, ellos sabían que después de clases estaba estudiando con Cristóbal, pero siempre llegaba temprano.

—Vale —dijo Cristóbal pasando una mano por su cara y se acomodó la ropa.

Bajamos de su casa, todo estaba silencioso, me imaginaba que todo el mundo dormía, así que salimos sin ser vistos más que por el personal, intenté devolverle la llamada a mi madre, pero no le caía, solo me mandaba al buzón de voz.

Esto sería un castigo de una década.

—Tus padres son muy sobreprotectores ¿eh? —dijo Cristóbal al ver mi nerviosismo mientras manejaba.

—Sip —susurré—, es decir, nunca había hecho esto de incomunicarme tanto tiempo.

—Que raro debe ser reportarte cada segundo. —comentó.

Lo miré, ¿acaso sus padres no les importaba su hijo o qué?

—¿Tus padres nada que ver contigo? —pregunté.

Él soltó un suspiro.

—Ellos apenas están en casa —dijo—, sus únicas aspiraciones para mí es que entre a la universidad deportiva donde jugaré con los grades ligas.

Que feo caso, que tu familia esperara que fueras lo que ellos querían.

—¿Ella no quieren nada más para tu futuro? —pregunté— ¿ni siquiera que tu ames cantar?

—Nunca les importó realmente lo que me gustaba. —se limitó a decir.

Eso era muy triste, pero no todas las familias podían ser iguales. Me olvidé de la conversación cuando entramos a la calle de mi casa; había mucha gente, la oscuridad de la noche era interrumpida por luces policiales ahí justo frente a mi casa; estaba rodeada de policía.

Mierda.

¿Qué había pasado? ¿era por mí?

Joder.

Enamorando a mi Crush [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora