6.El perro nos unió

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6.El perro nos unió

Cerré los ojos cuando sus labios rozaron los míos mandando mi corazón a acelerarse y mi cuerpo a entrar a una intensa nube de calor, cuando de repente me sobresalté al escuchar la puerta principal de la casa abrirse junto con las pisadas y voces que ya reconocía.

Mierda.

Mis padres.

Empujé a Cristóbal por los hombros con brusquedad para alejarlo de mí aguantando la respiración y levantándome enseguida de las escaleras casi tropezando con mis propios pies, cuando de repente abrieron la puerta del sótano.

Dios mío, iban a regañarme.

Mi papá fue el primero en asomarse, sus ojos pasaron de mí a Cristóbal y luego al perro, pero mi mamá que venia detrás de él fue la que dijo:

—¿Que hacías aquí encerrada con él, y ese perro?

Ay joder, más fácil era explicar un teorema de Pitágoras.

¿Qué excusa tenía? La verdad sonaba completamente disparatada.

—Mamá —dije intentando no ponerme nerviosa ni ansiosa para explicar lo que ocurría aquí, pero siempre me ponía así cuando decía excusas o estaba asustada—, nos quedamos encerrados porque al perro lo atropellaron...

Me atropellé con mis palabras y después de que las dije noté que no tenían mucho sentido a pesar de que estaba diciendo la verdad.

Mi mamá frunció el ceño sin comprender y obviamente sin creerme mucho.

—Pero ¿qué tiene que ver...? —comenzó a decir mi madre, pero la interrumpí diciendo:

—Mamá, papá, él es Cristóbal Craft es hijo de su jefe —dije rápidamente enfatizando que era hijo del jefe de ellos, tal vez eso amortiguaría el castigo.

Esperaba que tuvieran piedad de mí, nunca me habían encontrado en una situación así antes, yo era un pan de Dios.

Mi papá alzó las cejas en sorpresa mirando a Cristóbal mientras él se levantaba, Cristóbal era mucho más alto que todos aquí.

—Ah —murmuró mi padre— el hijo del señor Craft.

«Así es papá, Cristóbal Craft hijo de tu jefe, mi crush y futuro yerno... espero».

—Un gusto señor. —dijo Cristóbal Craft con un fuerte apretón de manos y la mirada fija en mi padre, de seguro que eso lo había heredado de los Craft, ese apellido era poderoso.

—El placer es nuestro —dijo mi mamá también apretando su mano, podía ver la admiración y respeto en su mirada, le gustaba, estaba segura de eso.

—Disculpanos por haberte encerrado —dijo mi padre.

¿Qué?

La puerta se había cerrado sola, no era como si yo lo hubiera encerrado apropósito.

Cristóbal se encogió de hombros pareciendo indiferente.

—No hay problema —dijo Cristóbal saliendo del sótano—, yo ya me voy.

—¿Y ese perro? —mi madre interrumpió mirando a la perrita aun acostada.

Ay joder, me iban a castigar cuando se enteraran que había rescatado un perro de la calle.

Relamí mis labios cambiando el peso de un pie a otro y murmuré:

—Es...

—Sabes que no puedes tener mascotas por tu alergia —dijo mi padre, desde niña fui alérgica al polvo.

—Pero... —comencé a decir, realmente no sabia como justificarme.

—Es mío —interrumpió Cristóbal para mi sorpresa—, está recién operado, ¿puedo dejarla aquí el resto del día? lo vendré a buscar mañana.

Mis padres se miraron y mi papá afirmó con la cabeza sin comprender muy bien la situación.

—Claro —dijo mi padre.

Uhm, al menos habíamos logrado salir de esta.

Aun no salía de mi asombro porque Cristóbal tomó la iniciativa de defenderme diciendo que el perro era suyo.

«No es tan patán después de todo».

Cristóbal caminó hacia la salida y yo lo seguí, necesitaba hablar con él, no sabia si esto del perro era verdad o solo lo dijo para salir del paso, lo vi sacar las llaves del auto de su bolsillo y un papel arrugado se le cayó al piso, lo tomé.

—Hey —dije para detenerlo mientras lo desenrollaba y le daba una ojeada—, se te cayó, uuuh... un cero....

Observé como Cristóbal se volteó hacia mí quitándome el examen de las manos.

—Deja eso —dijo Cristóbal, noté como todo su rostro se enrojeció en vergüenza.

—No creí que fueras de los que reprobaban —dije—, apenas estamos iniciando el semestre ¿por qué te hacen exámenes?

No salía de mi sorpresa, creía que él debía de tener un promedio excelente, es decir era uno de los mejores jugadores, pero al parecer una cosa no tenía que ver con la otra.

—El profesor quería ver que tal estábamos de conocimientos en física —se limitó a decir girando los ojos.

Muy mal al parecer.

—Yo soy buena en física —dije ofreciéndole mi ayuda—, si quieres cuando vengas mañana a buscar a Nucita, te explico.

Él me miró casi como si esperara que me riera diciendo que era broma, pero al ver que no me reí frunció débilmente el ceño.

—Vale —observé como sus labios se estiraron en una ligera sonrisa al decir: —, ¿y podemos retomar lo que hacíamos?

Sentí todo mi rostro sonrojarse en cuestión de segundos.

¿De verdad el quería estar conmigo?

No...

¿Sí?

No sabia como sentirme al respecto, me sentía casi que, elegida por los dioses, sí, tenía Cristóbal en un estándar muy alto, mis expectativas más allá de las nubes.

—No hacíamos nada —dije como siempre queriendo bajarle los humos porque, aunque estaba muy atraída, me molestaba su ego.

—Claro —dijo con sarcasmo guiñándome un ojo—, adiós, chica pelo de azul.

Se dio media vuelta para ir a su auto.

—Soy Karla. —lo corregí, él me ignoró, simplemente se montón en su auto y se fue.

Aguanté la respiración con una enorme sonrisa de emoción entrando a mi casa mientras gritaba como una completa histérica por dentro, pensando en que mañana ganaría la apuesta con Patricia.

Enamorando a mi Crush [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora