27.Al final no hay un arcoíris

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27.Al final no hay un arcoíris

Salí del instituto, como siempre muy tarde y con las manos y parte de la cara lleno de manchas de pintura.

—Hey.

Volteé observando a Cristóbal, parecía haberme estado esperando, tenía la ropa de basquetbol puesta aun y cuando me vio sonrió de ese modo que me encantaba, donde sus ojos brillaban y sus hoyuelos se enmarcaban, le sonreí de la misma forma.

—Hola —sonreí y como venía estado haciendo los últimos días se inclinó dándome un ligero beso en los labios, todo el mundo comentaba que éramos pareja, yo no lo desmentía es decir... parecíamos una.

—Tengo noticias —dijo Cristóbal enseñándome un papel que tenía a sus espaldas, tomé a hoja del importantísimo examen de matemáticas con un enorme "Aprobado" sellado en rojo.

—¡Aprobaste! —grité abrazándolo, él celebraba conmigo.

—Por fin, iré a la universidad —sonrió.

—Excelente —sonreí—, me alegro mucho por ti.

Porque ahora podría dejar todo el mal mundo donde estaba involucrado de lado, por fin... podría avanzar.

Yo en cambio, seguía trabajando, mi padre iba a comenzar a abrir un negocio propio, ya había aplicado para varias becas universitarias, estaba en espera de una respuesta.

—¿Cómo han estado las cosas en tu casa? —preguntó Cristóbal.

Solté un suspiro.

—Tensas, mi papá se le ha hecho difícil conseguir trabajo, yo soy elementalmente la que nos está manteniendo, creo que no voy a poder ir a la graduación, ni mucho menos a la universidad, los fondos mi papa los invirtió en una empresa, así que necesita ayuda, a partir de mañana trabajaré con él.

Esa era toda la verdad.

—¿Cómo puedo ayudarte? —preguntó Cristóbal ahora un poco más serio.

—No puedes —dije—, a menos que te sobre un billete de 10 millones.

—No existen billetes de 10 millones —se rio un poco.

—Puedes ayudarme —dije— puedes ir a rehabilitación ahora que iras a la universidad, por favor.

Esa era la única ayuda que me gustaría, que se ayudara a él mismo que ahora que tenía el impulso, lo usara para dejar todo este mundo atrás.

Su rostro se descompuso un poco.

—Karla...

—Prometeme —dije mirándolo fijamente—, que iras a rehabilitación y nunca más tocaras la droga.

Él abrió levemente la boca y luego la cerró.

—No puedo. —dijo.

Claro, él amaba fumar, estar fuera de orbita y ahora que tenía casi dos millones de seguidores y comenzaron a pagarle por los videos, estaba pronto a ver su sueño hecho realidad de dar conciertos con la cantidad de fans que lo apoyaban, y era genial, pero decía que fumar lo tranquilizaba y eso era lo único que no me gustaba...

—No quieres —repliqué—, son dos cosas distintas.

Él negó con la cabeza.

—Me pides demasiado —dijo.

—Temía que esto pasara —susurré—. Cristóbal, esto era nuestro trato, solo tienes que dejarlo, por favor, busca ayuda.

—Hay cantantes famosos que usan droga —dijo Cristóbal—. Incluso le hacen canciones.

—Y hay otros que mueren por sobredosis —repliqué.

—Lo siento —dijo Cristóbal.

¿De verdad? ¿después de todo lo que ocurrió?, ¿después de todo nuestro trato? ¿él no iba a dejar este mundo?

—¿Qué pasará? —pregunté sintiendo mis ojos cristalizarse, él solo me observó.

—Lo siento, pero... gracias —dijo Cristóbal—, sé que en algún momento la dejaré, pero ahora en este momento, no puedo.

Tomé una profunda respiración sin querer llorar, pero fue imposible.

—Entraste a mi vida y todo se destruyó —dije—, mi madre murió, a mi padre lo despidieron porque tu madre es una lunática e hice mi mejor esfuerzo por ayudarte a que te largaras de estos tipos que ataron tu vida a esa mierda. Lo mínimo que puedes hacer es ir a rehabilitación, cumplir tu palabra.

Cristóbal dio un paso atrás, su quijada apretada.

—No te debo nada —soltó y creo que eso fue lo que me partió el alma.

—Si, lo haces —repliqué—, me debes el esfuerzo que hice por ti, porque quería verte bien.

Quería salvarlo, pero él no quería salvarse.

—Me veras bien —dijo—, pero todo a su tiempo.

—Entonces solo —susurré ahora yo dando un paso atrás—, me tocara verte de lejos.

—¿Qué quieres decir? —dijo confuso.

—Que en un momento nuestras vidas se separaran y creo que es ahora —dije—, no puedo quedarme viendo cómo te quedas atado a algo que te mata lentamente.

Cristóbal tomó una profunda respiración para decir:

—Entonces, te tocara verme de lejos.

Limpié mis mejillas intentando mantenerme al margen, realmente no quería llorar, no quería que este fuera el momento que nos separáramos, pero... era hora de aceptar que él viviese a su manera y yo no podía interferir en eso.

No se podía rescatar a alguien que no quería salir del peligro.

—Supongo. —susurré.

—Adiós, Karla —murmuró Cristóbal—, gracias por todo.

—Adiós, Cristóbal —murmuré—, te deseo lo mejor.

Él me miró un momento más y yo le sostuve la mirada hasta que él se dio media vuelta para cruzar el estacionamiento hacia su auto y entonces yo solo lo vi mientras se alejaba, era como si supiera que nunca más lo iba a ver, porque me dolía muchísimo verlo separarse de mí.

Y ahí cuando él iba en la intercepción con su auto me quedé fría al ver como una camioneta le bloqueó el paso al auto de Cristóbal, no comprendía lo que ocurría hasta que el sujeto se bajó y entonces sacó un arma dando tres disparos al vidrio de piloto que siempre resonarán en mi cabeza hasta en mis pesadillas, cuando esa tarde le dispararon... esa tarde cuando asesinaron a Cristóbal por ajustes de cuentas.

Enamorando a mi Crush [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora