Enamorando a mi Crush [Completa]

23. Lo que pasó en ese salón de pintura

23. Lo que pasó en ese salón de pintura

Me lo quedé viendo tan impactada que apenas pestañeé, de todas las personas que se me acercaban, nunca creí ver a Cristóbal nuevamente aquí; frente a mí.

—Hola —dijo analizando mi expresión, como si no supiera exactamente si iba a gritarle que se fuera o lo acercaría más a mí.

—Hola —suspiré—, Cristóbal.

Él sonrió levemente acercándose a mí.

—¿Ya no soy Vampiro? —preguntó.

—Lo eres para las mil personas que te siguen —dije con algo de humor, su canal había llegado a muchísimos seguidores, es que como lo predije; una cara bonita y el talento, siempre sería atrayente.

—340 mil, pero quien cuenta —se rio un poco.

Me alegraba que estuviera progresando, todo en estos meses.

—Gracias por creer en mí —continuó acercándose—, quería estar para ti en este momento tan raro, pero... cada uno lidia su dolor a su manera.

Hice una ligera mueca.

—Yo necesitaba alejarme un poco —admití.

—Me gusta tu look —dijo deteniéndose frente a mí—, te ves, hermosa.

Sentí todo mi rostro sonrojarse y bajé la mirada, claro ya habíamos tenido intimidad, pero, seguía gustándome mucho, así no fuéramos nada.

—Gracias. —murmuré.

Él parecía un poco nervioso, fruncí el ceño sin comprender.

—¿Estás bien? —pregunté.

—No —dijo atreviéndose a mirarme y pude ver la angustia.

—¿Pero...? —comencé a decir, pero él me interrumpió diciendo:

—La verdad es que me acostumbre mucho a ti, Karla —dijo Cristóbal—, fueron difíciles estas semanas sin escucharte decir cosas lógicas o explicándome otras, y es que, debería estar acostumbrado a esto a dejar a las chicas a un lado pero tú eres diferente, no pude.

Abrí la boca sin poder encontrar explicación y murmuré:

—Yo... uhm, perdón —murmuré, la verdad es que yo también lo extrañé, pero era mi peor etapa y no quería a nadie cerca.

—He aprobado —dijo Cristóbal—, pero ahora necesito otras asesorías de las demás materias, ¿puedes explicarme?

Ah, ¿entonces era porque quería que le explicara?

—Puedo explicarte —dije con una ligera sonrisa.

—Gracias —susurró y pude ver el alivio en su rostro, me sentí un poco mal.

—No quise dejarte de lado... —expliqué— es que realmente no sabía cómo lidiar con todo lo que pasó.

—Entiendo, no te culpo.

Nos miramos fijamente y mi corazón comenzó a latir desenfrenado, tragué en seco acariciando un costado de su rostro, él cerró los ojos y yo me acerqué a él lentamente, él se inclinó hacia mí y entonces, nuestros labios se encontraron.

Era como volver a mi hogar.

La electricidad consumiéndonos en cuestión de segundos, me aferré a él y sus manos fueron a mi cintura deslizándose hasta apretar mi trasero, gemí cuando comenzó a besar mi cuello y me levantó sentándome en una mesa y volvió a devorar mi boca, aferré mis piernas a sus caderas necesitándolo más cerca, sentía que la ropa era un estorbo, metí las manos dentro de su franela sintiendo sus músculos contraerse y entonces él metió una mano dentro de mi pantalón tocando mi feminidad, sintiendo lo húmeda que estaba por él.

—¿Te gusta? —susurró a mi odio.

—Uh, si... —susurré sintiendo como todos mis músculos se contraían y entonces llegaba a mi primer orgasmo sintiendo que estaba en el cielo por varios segundos.

Desabroché mi pantalón y él también, como si el fuego nos estuviera consumiendo, el hecho de estar en un salón de clases lo hacía de algún modo algo más excitante, porque podía llegar alguien en cualquier momento.

Se colocó el condón y entonces, entró en mí mirándome fijamente a los ojos con una mirada oscurecida, su expresión inundada en la lujuria cuando comenzó a moverse cada vez más rápido en mí, eché mi cabeza hacia atrás aferrándome de sus hombros.

Nunca querría estar con nadie más.

—No me dejes otra vez —susurró Cristóbal a mi oído, lo abracé como única respuesta mientras sentía que llegaba a un nuevo placer y gemí con fuerza mientras todo mi cuerpo se volvía a estremecer.

—No lo haré —susurré y entonces, él llegó a su propio placer.

Tal vez yo veía lo bueno en él y él se aferraba a eso... a la persona que creía en él.