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Capítulo 05 :
❝ɴᴏᴛɪᴄᴀs ʟᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴜɴ ᴛɪᴇᴍᴘᴏ❞

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↫Tres semanas después↬
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Armin.

La última vez que hablamos con ella fue el día de los estudios. Después la vimos el día del divorcio que fue recientemente, ambos firmaron el papel y dieron su declaración frente al juez. Esa fue la última vez que la vimos y que interactuamos con ella. No supe nada luego de eso.

Recuerdo haber ido a su departamento pero el chico me dijo que un día simplemente no regreso, que quizás se había mudado. Solo esperaba que nada malo le hubiese ocurrido.

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↫Cuatro años después↬
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Supongo que las cosas por fin estaban resueltas, a excepción de que Eren dejó pasar los años para poder llevar acabo su compromiso con Mikasa, sin embargo, por alguna extraña razón, aún no lo ha hecho. Supongo que esto se debe a que ya no se siente como antes, que quizás sus sentimientos ya no son los mismos y teme volver a pasar por esa situación cuando intento casarse.
Es irónico que esté pensando en eso en el supermercado haciendo las compras necesarias de último momento, y la realidad es que no tenía nada importante que hacer por lo que el tiempo me sobraba.

Mientras buscaba por unos estantes aquel alimento que necesitaba, sentí un pequeño empujón en mis piernas a lo que voltee a ver. Era un niño pequeño de cabellos marrones claros y ojos verdes también claros, a decir verdad tenía un gran parecido a alguien. Me miró tímidamente y le sonreí, a lo que imitó mi acción y salió corriendo.

Me dió un poco de curiosidad y sin saber lo terminé siguiendo. Llegó al lado de una mujer de cabellos marrones claros quien le sonrió tiernamente y acarició sus cabellos. Estuve observándola un tiempo hasta que me di cuenta.

— “¿Ella es _______? No, su color de cabello no es el mismo, y no logro verla bien desde aquí... y si lo fuera ¿Quién es el pequeño?"

Si bien mi curiosidad había aumentado no podía darme el lujo de querer ir y hablarle, de seguro sería una situación incómoda, así que opté por regresar a mis compras y dejarla ir.

Cuando finalmente salí del supermercado con los alimentos ya guardados en las bolsas, subí el vehículo donde acomode las compras y lo puse en marcha con el destino de llegar a casa, sin embargo recibí una llamada.

— ¿Hola? —dije una vez respondí—.

— “Armin”.

— Eren, ¿Qué sucede?

— “Quería hablar contigo, ya sabes juntarnos como en los viejos tiempos”.

— Sí, tienes razón, después de todo siento que deberíamos tener un descanso de todo.

— “Estoy de acuerdo, es necesario”.

— Si no te molesta podríamos vernos en mi casa, como de costumbre.

“Ah”. —dijo asintiendo—. “Nos vemos entonces, Armin”.

Si, adiós. —dije y corté la llamada—.

Pasaron unos diez minutos y me encontraba frente a mi casa bajando las bolsas del supermercado. Una vez entre guardé todo en su lugar correspondiente, y al terminar, me senté en una de las sillas de la cocina pero sonó a la puerta un llamado.

— ¡Si eres Eren, adelante! —dije pero no entro nadie así que fui—. ¿No me escuchaste? —dije al verlo—.

— Si, pero tienes que dejar de hacer eso. Es una mala costumbre que solo tienes conmigo.

— Está bien. Pasa.

Y así estuvimos por un largo rato distraídos del resto del mundo, charlando y tomando. Habían pasado las horas, incluso había caído la noche. En cierto momento de la noche nos quedamos en un silencio cómodo, era lo que necesitábamos luego de estar charlando el resto del día. Todo estaba bien hasta que recordé lo de la mañana y mis nervios subieron.

— Eren. —dije con ese sentimiento—.

— ¿Qué pasa, Armin? Te notó un poco extraño.

— Verás... ¿Recuerdas a _______, la chica del divorcio? —dije con la mirada baja—.

— ¿Qué pasa con eso? —dijo un poco enojado—. No quiero recordarla... —dijo pensativo al terminar su frase—.

— Bueno... Creo que la encontré el otro día y ella...

— ¿Qué? —voltee a verlo—.

— Llevaba consigo un niño. —suspire—. Un niño idéntico a ti. —dije entrecortado y lentamente debido a la reacción que podría tener—.

El ambiente había cambiado completamente. Solo había un silencio incómodo. Observé por un momento su expresión : había sorpresa, desesperación, enojo, felicidad; había varias, de las cuales, no todas podían interpretarse. Parecía estar analizando la situación.

— Dices... Que... ¿Qué tuvo un hijo y que es mío?

— ¡No! —me apresuré a decir para calmarlo—. Solo dije que creo haberla visto pero no estoy seguro, no le vi el rostro. Y el cuánto al niño puede ser de cualquiera, no necesariamente tiene que ser tu hijo ni el de ella. Quizás solo vi mal.

— Armin...

— Sería lindo volver a verla.

— Si ese niño es mío... —sonrió enternecido—. Quisiera abrazarlo y tenerlo entre mis brazos.

— ¿Qué? —dije incrédulo por su comentario—.

— Quisiera poder conocer a ese pequeño, tenerlo entre mis brazos y abrazarlo, que me diga papá y que puede decirle hijo.

— Eren. —dije enojado—. ¿Qué acaso no recuerdas lo que dijiste hace unos años?

— ¿A qué te refieres?

— Dijiste que no querías a ese bebé, que no querías un bebé de una mujer desconocida y que no amaras, sin importar si era tu hijo o no, no lo querías.

— Eso es imposible. No hay posibilidad de que dijese algo así.

— ¿Puedo saber que te hizo cambiar de opinión? ¿Y el por qué dejaste pasar los años si tanto querías a Mikasa?

— Eso... No lo sé... Quizás... Mis acciones del pasado estuvieron mal y debí de darle una oportunidad para conocerla la verdad.

— No me respondiste. —lo juzgué  con la mirada—. ¿No lo dices por la existencia del niño, cierto?

— No, no es por eso.

— Pero tú quieres a Mikasa y vas a casarte con ella.

— Si, y así serán las cosas, así que no debes de preocuparte por eso. Las cosas serán como he decidido antes de... Saber todo esto. —pude notar que dudo de sus propias palabras—.

— Eren... Espero que sepas lo que estás haciendo y que no te arrepientas luego.

— Créeme que no será de esa forma. Cumpliré con mis expectativas y lo sabes bien.

Viridity || •Eren Jaeger•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora