Viridity || •Eren Jaeger•

10

Capítulo 10 :
❝ᴘᴏɪsᴏɴ❞

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Omnisciente.

Los minutos restantes para que la cena estuviera lista pasaron rápidamente y finalmente la cena se encontraba sobre la mesa, donde cada quien se ubicó en su lugar correspondiente y la disgustaron.

La castaña menor había comenzado a probar la comida. A medida que las cantidades de cucharadas aumentaban el sabor del alimento se volvía diferente y asqueroso al gusto. _______ poco a poco dejó de comer y volteó a ver a los presentes que parecían no estar en su mismo estado y percibir aquel sabor. Su mirada viajó por cada uno de ellos pero se detuvo en la asiática que se encontraba observándola con una notable sonrisa de lado.

Inmediatamente lo supo; Mikasa le había puesto algo a su plato, algo que no sabía que era. Su estómago comenzó a doler con intensidad, pasó su mano por su frente levemente sudada y comenzó a moverse nerviosa en el lugar y dejó la cuchara a un lado haciendo ruido; aquello llamó la atención de los presentes.

— _______, ¿Estás bien? —le pregunto Zeke, quien se encontraba a su lado—.

— N-no. —dijo ya levantándose—. Di-disculpen. —dijo para alejarse corriendo—.

— ¡Oye!

Zeke salió corriendo detrás de ella y se detuvo ya que la menor cerró la puerta del baño frente a él y trabó la cerradura. Zeke solo se desesperó frente a esa acción, segundos pasaron mientras se hallaba tratando de abrir la puerta.

— ¡______! —golpeó la puerta—. ¡Abre, por favor! ¡Déjame entrar! —dijo insistiendo nuevamente—.

Minutos de suspenso e insistencia pasaron donde Zeke tocaba varias veces y donde Eren trataba de forzar la puerta con fuerza bruta. Unos pocos minutos después, Eren se retiró dejando a su hermano solo.

— ¿Qué crees que le haya pasado? —le dijo el castaño a la pelinegra, quién aún estaba sentada en su lugar, mientras buscaba las copias de las llaves entre tantos cajones—.

— No lo sé. A lo mejor y se lo merecía.

Eso llamó la atención del oji esmeralda, y volvió ya con las llaves en mano. Sin embargo, cuando llego el sonido del seguro de la puerta se escuchó y el rubio aprovecho para entrar encontrando a la menor de pie casi moribunda, y se acercó a ella.

— ______, ¿Qué tienes? —dijo preocupado tomando de sus brazos—.

— Zeke... No me siento bien. —dijo de igual forma agarrando los brazos del contrario—. Creo que... Por favor...

Sus palabras se habían cortado ya que cerró sus ojos y se dejó caer al suelo llevándose al rubio con ella; se había desmayado. El único hombre con ella la tomó en brazos y salió de aquella habitación, ignorando a los presentes que solo hicieron ruido de charla y sorpresa al verla, subió las escaleras y recostó a la joven sobre la cama una vez dentro de un cuarto.

— Papá, ¿Podrías revisarla?

Grisha no respondió y se acercó a la joven tomando su temperatura, presión y pulsaciones. Todo estaba disparejo y demasiado elevado. Además, uso el estetoscopio sobre su abdomen y se escuchaba un sonido extraño, lo retiró y acercó ambas manos a su estómago e hizo presión levemente. Se encontraba inestable.

— Necesitamos llevarla a un hospital, hay que hacerle estudios de forma urgente.

— ¿Sabes que tiene? —preguntó el castaño de forma rápida—.