╰❥➻✎ Ingenua inocencia︵♔
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•Alternative universe.
•Todos los derechos reservados.
•Historia original.
•Prohibidas las copias y/o adaptaciones.
•Las imágenes le pertenecen a sus respectivos autores. Los personajes le pertenecen...
Finalmente esos días de reposo y de cuidado terminaron, lo que significaba que ya podía irme a mi casa, esa que ya comenzaba a extrañar y que estuvo cuidando Rossi. Termine de arreglarme con un conjunto él me había comprado.
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Una vez estuve lista y conforme con el resultado, me prepare para salir. Al bajar por las escaleras pude oír la voz de Mikasa y la de Eren, que al parecer estaban discutiendo, así que preferí quedarme sobre uno de los escalones.
— Se suponía que tuvo que haberse ido hoy temprano.
— ¿En qué te molesta? Estos días a estado en la habitación sin siquiera salir por respetar tu espacio.
— De todas formas me molesta. Me molesta porque se que está aquí en la casa, que está cerca de ti, de nosotros, y que está siendo la causa de nuestras peleas.
— Deja de echarle la culpa. La que única que está iniciando nuestras discusiones eres tu, Mikasa. Por culpa de tus celos innecesarios. Deja de creer que puedes celarme de esa forma tan tóxica.
— ¡Pero me veo en la obligación de hacerlo!
— ¡Realmente no tienes que hacerlo, ya es molesto!
Decidí salir de mi escondite. El ambiente cambio completamente pues guardaron silencio mientras me acercaba a paso lento a la puerta principal bajo sus miradas. Mis pisadas eran el único sonido que se escuchaba hasta que me detuve.
— Iré a casa. —dije en voz baja tratando de no hacer contacto visual con alguno de los dos—.
— Ya era hora. —dijo la pelinegra—. Espero que no vuelvas a entrometerte en mi relación de nuevo. —dijo para irse dejando a Eren molesto con ganas de volver a discutirle—.
— Déjame llevarte. —se ofreció acercándose pero lo detuve—.
— No. —dije para tenerlo—. Zeke, llamó. Iré con él, está esperándome afuera.
— Entiendo.
— Lamento haber causado problemas. —dije una vez delante de él—. Aún así, gracias por cuidarme. —dije y me incline sobre su rostro dejando un beso en su mejilla—.
No me respondió, mordió su labio y se acercó a la puerta siendo seguido por mi. Cuando los dos estuvimos afuera, voltee a verlo y él hizo lo mismo. Parecía que sus ojos suplicaban porque me quedara a su lado, pero eso era algo que el universo no quería. Zeke tocó bocina, y así lo hice, subí al auto del rubio mirando al castaño que solo entró al interior del edificio.
