Y así tan de repente como llegó a su vida, se había ido...A veces nos preguntamos si el conocer a alguien es destino o una simple casualidad. ¿Pasan las cosas por qué así deben pasar? ¿Nuestras decisiones afectan nuestro futuro? ¿O simplemente alguien se tomó la molestia de escribir nuestra historia?
No podemos dejar de pensar en ese tipo de cosas, nos consumen, nos hacen dudar, nos preocupan, limitan nuestra capacidad de decidir o de tener siquiera libre albedrío.
Desearían haber tenido más tiempo, para conversar, para convivir o para mirarse a los ojos una última vez, eso les bastaba.
Bebía una taza de capuchino cargado en un local elegido al azar de la basta ciudad donde vivía, observando por el ventanal personas yendo y viniendo con prisa, absortas en su mundo no se dan el tiempo de mirar al cielo al menos una vez al día, porqué de ser así notarían que el cielo estaba nublado y con amenaza de soltar una enorme tormenta. El albino lo sabía, pues esa mañana su celular le avisó de una posible lluvia por la tarde.
Poco le importó, de todas maneras no tenía plan para ese día. Decidió desaparecer ese día de su hogar para tener tiempo de pensar ¿o lamentarse? Demonios... Hoy realmente despertó muy negativo, siempre suele ver el vaso medio lleno, pero no hay que juzgar, ha tenido mejores días.
Cansado de estar sólo mirando como un idiota antisocial la ventana decidió soltar un suspiro y tomar fuerzas para salir de la cafetería antes de que alguien lo corra por no haber pedido más que un tonto café en más de 3 horas que llevaba allí. Sin tomarse la molestia de pedir la cuenta, dejó unos billetes en la mesa rezando que sean suficientes para pagar el mal que hizo al nacer y que el karma le estaba cobrando.
Sin ganas salió arrastrando los pies del sitio, se detuvo a admirar el paisaje de una ciudad sobrepoblada, un tráfico desesperante y la inquietante sensación de que terminaría totalmente mojado por no atender las advertencias que le daba la vida. Comenzó a caminar unas cuadras lejos de allí y como si de brujería se tratara unas gotas de agua comenzaron a caer del cielo.
El ambiente era demasiado lúgubre, el cielo estaba triste, de tonos grisáceos y nubes negras. El pavimento comenzó a humedecerse igual que las prendas de lana con doble bordado que traía puesto el joven parado a la mitad de la acera, ahora solo, ya que las personas comenzaron a correr y abandonar el sitio a las primeras gotas caídas del cielo.
Estaba allí, en soledad, nostálgico, parado en mitad de la lluvia sin ninguna intención de refugiarse bajo un techo. Por breves momentos sentía que merecía estar allí, sentía que había cometido demasiados errores en su vida, preguntándose que tanto valía la pena seguir de esa manera, de seguir engañándose, fingir ser alguien que no es, dejándose derrotar por los prejuicios y opiniones de su funesta familia. Quería salir y gritar hasta desgarrarse la garganta. Ser libre de decidir...
Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se percató del sonido de unos pasos acercándose lentamente. De un momento a otro el agua que caía libremente por sus cabellos y traje se detuvo, una pequeña calidez le invadió cuando miró hacia arriba y notó que alguien le tapaba la lluvia con un frondoso paraguas azul marino. Sus ojos derrocharon un brillo inigualable al encontrase con esos bellos ojos plateados que se preguntaba constantemente si tendría la suerte de verlos de nuevo. Una sonrisa en el sereno y pálido rostro del azabache lo sacudió por completo, esa preciosa sonrisa que deseaba con todo su ser que fuera solo para él.
El albino no pudo más y abrazo con fuerza al menor, un abrazo cargado con todo el sentimiento que tenía prisionero desde hace tanto tiempo. El impacto hizo que el pelinegro soltara el paraguas terminando, de igual modo, totalmente empapado de pies a cabeza. Aún con el shock del momento su cuerpo reaccionó involuntariamente correspondiendo el abrazo del albino.Gold no podía con todo lo que le estaba pasando en ese momento, por un momento sintió sus emociones desbordarse de su corazón y unas gotas saladas se resbalaron por sus mejillas, perdiéndose rápidamente entre las gotas de lluvia. Sentía su cuerpo estremecerse, sintiendo sus piernas débiles con amenaza de caerse en cualquier momento. Eso no lo detuvo, al contrario, intensificó el abrazo sintiendo a la perfección la delgada figura del azabache en sus brazos. Ese abrazo lo había dicho todo, fue su hermosa confesión.
Era todo, no tenía nada que decir, se separó un poco para poder mirarlo de nuevo, quería apreciar a detalle sus perfectas facciones, sus mejillas coloreadas, su nariz rojiza, el brillo de sus ojos y por último, sus labios... Esos rosados y tentadores labios que lo incitaban a pecar. Y como si se tratara de una invitación los tomó en un profundo beso, un beso que por primera vez era sincero y lleno de amor, ahora le pertenecía, era suyo y de nadie más, y está vez, no lo dejaría ir...
Ya estaba todo muy claro, el tormento y las constantes discusiones mentales se habían terminado, tenía su respuesta... No sabía si era la correcta pero ¿qué más da? Lo más importante es que sientas con el corazón que es la auténtica y verdadera respuesta a su pregunta inicial:
¿Destino o casualidad?
Ninguna de la dos, fue suerte, suerte que se convirtió en esperanza, esperanza que se convirtió en aquello que tanto deseaba."Deseo que se convirtió en amor"
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.Fin
"Quizás no estábamos destinados uno al otro pero... Nos enamoramos y eso le gana a todo. Ahora seamos felices por que después de todo... De eso se trata el amor."
ESTÁS LEYENDO
"El Contrato" ||GoldFred||
Fanfiction"En los contratos está prohibido el amor" Fred Fazbear es un chico con grandes problemas en su vivir cotidiano. Cada día lucha para salvar a su hermano Freddy que se encuentra en estado crítico en un hospital debido a una terrible tragedia comprendi...