°10° 1er VICTORIA

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La cena había concluido hace como una hora. Ya la mayoría de invitados se habían retirado a sus hogares, salvo los que vivían allí.

Todos los sirvientes recogían los platos y limpiaban la inmensa mesa.

Fritz hablaba con unos hombres al pie de la puerta y Henrick estaba parado en una esquina del comedor.

–Hijo... –Llamó al mayor de sus hijos. Gold volteó a verlo de inmediato con su típica cara de pocos amigos.

–¿Mh? –Se acercó a paso lento hasta llegar justo frente a él.

–¿Fridda ya se fue? –Le preguntó.

–Aún no, está en mi habitación. –Dijo mientras fruncia el ceño, pensando en el motivo de aquella pregunta.

–¿La llevarás a casa? ¿O se quedará aquí?

–La llevaré más tarde, está cansada –Contestó dando media vuelta para ir directo a su habitación.

–Bien, dale las gracias de mi parte por haber asistido a la cena –De igual forma dio media vuelta y caminó hacia donde estaba Fritz.

Gold asintió y siguió su camino a la habitación. Al llegar abrió la puerta y miró el desastre que había en su habitación, a causa de lo que pasó anteriormente. Además sus ojos se posaron en la cama donde estaba el vestido negro que traía el azabache. Ya no lo soportaba ¿Eh? Sonrió inconscientemente y comenzó a buscar a Fred con la mirada. Logró divisar la puerta de cristal del balcón abierta debido a que la cortina se había elevado por el aire que provenía de afuera. Caminó hasta salir al balcón y ahí estaba.
Fred ya tenía puesto un pantalón y un suéter ancho, esto mientras miraba el jardín. Gold se acercó hasta estar a su lado.

–Te estuve buscando idiota. –Fred sonrió al escuchar eso y se giró para verlo de frente.

–Me alagas, imbécil. –Su sonrisa se agrandó y soltó una pequeña risa. Gold sólo desvío la mirada y bufo. Definitivamente no lo dejaría en paz con eso, aún así también sonrió, una diminuta sonrisa que se borró poco después.

–Eres un tonto, ¿Cómo planeas salir de mi casa luciendo así? –Señaló su ropa y su cara ya desmaquillada.

–Mmm... Que buena pregunta Dorotty –Miró de nuevo las luces que iluminaban el jardín.

–Idiota... –Imitó su acción y dirigió su mirada a aquellas luces que estaban brillando con fuerza.

Se quedaron en silencio unos minutos. El ambiente era cálido y sólo disfrutaban de aquel espectáculo de luces que estaba en el jardín. Ambos estaban tranquilos y calmados y a eso sumado la leve brisa del sereno que daba la noche lo hacía algo sumamente especial. Sus respiraciones y los latidos de sus corazones formaban una linda melodía acompañada de los sonidos de los grillos e insectos expectadores de aquel encuentro. Ninguno quería romper aquel cálido ambiente, pero no podían quedarse así toda la noche.

–Este... Por cierto, que buena improvisación lo de hace rato... –Dijo algo incómodo sin despegar su vista del jardín.

–Te dije que era bueno actuando y mintiendo... –Contestó el azabache soltando el barandal y mirando al albino.

–Fue muy creíble, casi me lo creo yo también –Dijo el mayor en tono de burla.

–¿Qué?

–Todo.

Muy bien ahora el ambiente era extraño, una combinación entre incómodo y meloso. Pésimo servicio.

En eso alguien tocó la puerta y ambos se asustaron por la intromisión. Fred entró en pánico y corrió por todos lados, Gold lo tomó del brazo y lo aventó al baño mientras cerraba la puerta. Jaló su cabello hacia atrás frustrado y caminó hasta la puerta principal y la abrió menos de la mitad dejando solo ver su cara asomada y un pie.

"El Contrato" ||GoldFred||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora