°07° Dignidad perdida

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Nunca, definitivamente nunca hagas esto en casa... ¿O en la calle?

Básicamente todo el día estuvieron de tienda en tienda, los corrían de una y se iban a otra y así. Que bonita es la vida ¿No? Cabe aclarar que todas las veces fueron culpa del pelinegro y solo una fue debido al albino que bueno... Fred lo hizo enfadar así que... También fue culpa de él.

Se encontraban en la décima quinta tienda de ese enorme centro comercial discutiendo como las catorce veces anteriores.

–¡Ese está bien! –Gruñó ya cansando el más alto de la actitud del contrario.

–¡No! Esta muy así... –Jaló los tirantes del vestido removiéndose incómodo frente a Gold –Si voy a usar esta cosa del demonio será una no tan endemoniada –Soltó el tirante y bufo.

–¿Entonces cuál? –Sobó su sien irritado.

–Mmm... –Miró a su alrededor buscando algo de su agrado, escaneaba con atención el grande surtido de tela de colores que se encontraba en la parte superior de la tienda –A ver... ¿Puede mostrarme este? –Señaló uno negro que estaba al fondo, casi como escondido.

La chica que atendía asintió aún con extrañeza pensando porque querían estos chicos un vestido, pero vamos, ella no juzgaba a nadie. Con delicadeza bajo el pedido y se lo extendió al azabache el cual se fue de mala gana al vestidor por milésima vez en el día. Gold estaba cansado y estresado, no creyó que Fred sería tan indeciso y le haría perder tanto su valioso tiempo ¡Y a penas era el vestido! Lo mejor era elegir el mismo el resto, ya le había dado mucha libertad.

Después de unos minutos salió el ojiplata del vestidor con un vestido muy llamativo, le llegaba hasta la mitad de los muslos con un encaje en la parte superior con pequeños brillos que llamaban mucho la atención de cualquiera. Gold miró atento el atuendo que traía el menor y sonrió satisfecho.

–¿Qué tal me veo?–Dio media vuelta –No, creo que este tamp...

–Nos llevamos ese –Interrumpió llamando la atención de la chica que extrañamente se llama Chica.

La de puntas verdes asintió y se dirigió a la caja. Fred fulminó con la mirada a Gold con toda la intención de reclamar por sus derechos y dispuesto a meter demanda contra el, a lo cual simplemente recibió de su parte una sonrisa burlona y dio media vuelta para seguir a la rubia. Chistó ante aquella reacción y se dirigió de nuevo al vestidor para retirarse esa horrorosa prenda.

Ya estaban en caja facturando su torturosa compra mientras Fred estaba recargado en el mostrador con una expresión de cansancio y enojo así que decidió distraerse un poco.

–Y dime chica linda ¿Tienes novio? –Sonrió coqueto, el albino rápidamente miró como la chica se sonrojo para después mirar a Fred con una sonrisa de triunfo viendo como habían funcionado sus palabras.

–Vaya... ¿Cómo sabes mi nombre? –Río nerviosa mientras presionaba las teclas para expulsar el recibo de pago.

–¿Eh? ¿Te llamas "linda"? –La miró extrañado. Gold por su parte solo rodó los ojos pensando "Aquí viene de nuevo".

–¿Qué? ¡No! ¡Chica!

–¡¿Eh?! Pero no soy una chica, ¡soy un chico!

–No tu, ¡Yo!

–¡Eso fue lo que dije!

–¡Por eso!

–¿"Por eso" qué?

–¡Así me llamo!

–¿Te llamas "Por eso"? ¿Es tailandés?

–¡Chica!

"El Contrato" ||GoldFred||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora