°13° Caos: Parte I

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–Disculpe joven, ¿Cuánto tiempo seguirás tratando de engañarnos?

–¿De qué hablas? Hasta dónde yo sé, no estoy haciendo nada malo.

–¿Acaso nos crees estúpidos?

–Paren, por favor...

–¡Te estoy hablando! ¡Responde! –Elevó su tono de voz.

–¡No sé de qué mierda estás hablando! –Afirmó de igual modo.

–¡Ya basta! –Golpeó fuertemente la mesa. Todos voltearon a verlo.

–Esto ya se salió de control –Se levantó indignada la mujer. –Yo me largo...

La agradable cena se había convertido es un campo de guerra. Y todo era culpa de aquella familia. ¿Qué acaso no sabían qué no es NO?

Pero bueno, todo esto aconteció por un tonto descuido. Volvamos un poco más atrás...

2 horas y media antes~

–¿De qué hablas? –Preguntó por él otro lado de la línea telefónica. –¿Enserio otra vez?

–Si... –Contestó agobiado –Afortunadamente no es de presentación ni nada de eso, será más sencillo que la vez pasada. –Del otro lado sonó un suspiro.

De acuerdo... ¿Dónde estás? –Preguntó rendido.

–A unas cuadras de la empresa ¿Dónde estás tu?

Afuera del hospital.

–Voy por ti, esperame. –Entonces colgó la llamada, dio un largo suspiro y encendió el auto. Otra vez tenían que pasar por eso. Esperaba de corazón que todo terminara pronto.

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El azabache movía sus pies de adelante hacia atrás mientras esperaba sentado en una banca, estaba feliz después de todo. Eso era más que obvio por la enorme sonrisa que tenía pintada en el rostro y no, no era por lo de la cena, eso en realidad lo ponía de malas... Pero el poder haber visto a su hermano de nuevo le había regresado sus ganas de vivir. Y esa felicidad no se iría tan fácil, incluso sin saber lo que estaba a punto de ocurrir...

De pronto un auto se estacionó frente a él y la ventanilla del lado del conductor comenzó a bajar.

–¿Usted pidió un Uber? –Preguntó con tono divertido un albino con gafas de sol.

–Creo que se equivocó, a mi me espera una carroza mágica. El sujeto que busca se fue hace horas... –Le siguió el juego, Gold soltó una pequeña risa y le hizo un ademán para que entrará. El pelinegro aún con su sonrisa se levantó y entró al auto.

Ya adentro la vibra se sentía bien, a pesar de estar en camino a su destrucción, ambos se reían por las estupideces del otro. Gold miró de reojo a Fred y sonrió inconscientemente. Le caía bien, de eso estaba seguro, aunque fuera un completo idiota. Su corazón comenzó acelerarse sin razón y comenzó a sentirse nervioso... "¿Qué demonios?" Se preguntó a sí mismo, sacudió su cabeza y trató de enfocarse en lo que vendría. "Eso fue raro".

Después de unos minutos llegaron a casa de Joy, quien una vez más, sería cómplice de esta travesura.
El chico le había pedido con anticipación a su prima que consiguiera un nuevo vestido para esta noche. Ella aceptó sin dudar. Después de otra enorme tortura habían preparado al pelinegro para la cena. Y todos juntos viajaron hasta el lugar de encuentro.

"El Contrato" ||GoldFred||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora