CAPÍTULO 3. Re-educándome

9.2K 383 19
                                    


Me sentí como una niña pequeña estando en sus rodillas y habiendo accedido a llamarla Mommy y comerme el potito mientras ella me lo daba como si yo fuera una bebé.

-Abre la boca Mía.

-No quiero más, por favor Mommy. -Dije humillada.

-Llevas días sin comer, te lo comerás todo.

-Sí, Mommy.-Contesté con las lágrimas saltadas.

-¿Por qué lloras Mía?

-Porque no soy un bebé.

-Cierto, eres mi bebé y a partir de ahora sólo me llamarás Mommy, ¿entendido?

-Sí, Mommy.- Dije resignada.

-Eso es. Ahora te premiaré. Ponte en mis rodillas como estabas antes.

-No, otra vez no, por favor.

-He dicho que te premiaré, ¿confías en mí?

Por alguna extraña razón sus palabras me causaron tranquilidad y no sabía por qué pero sí, confiaba en ella. Así que me puse en sus rodillas.

Noté que me bajaba otra vez las bragas, me puse nerviosa, otra vez vería mi culo, ¡qué vergüenza! Por favor que no vaya a castigarme de nuevo.

-Ahora te pondré una crema en tus nalgas para aliviar los azotes que te he dado, ¿de acuerdo?

-Sí.

-Sí, ¿qué?

-Sí, Mommy.

-Mucho mejor, aprendes rápido, eso me agrada.

Sentí el tacto de la crema fría en mi culo y di un pequeño sobresalto.

-Tranquila, sé que está fría pero te aliviará pequeña.

No dije nada, me quedé en silencio, sintiendo vergüenza y pudor, me estaban tratando como a una niña.

-Ahora que hemos acabado, siéntate sobre mis piernas.

Me levanté y me senté en sus piernas con sumo cuidado, aún me dolía el trasero. No pude evitar dejar caer unas lágrimas, en verdad, agradecía ese gesto amable que tuvo conmigo.

-Gracias, Mommy.

-Vaya, iba a decirte que cada vez que obtuvieras recompensa tenías que agradecérmelo y cuando te castigue también, pero ha salido de ti sólo, eso me agrada enormemente porque te ha salido del corazón.

No pude evitar llorar, ahora sí con más fuerza pero en silencio.

-¿Por qué lloras Mía? ¿Echas de menos a tus padres? Si quieres puedo llevarte con ellos.

-No, no es eso es que aunque me he sentido humillada también me he sentido cuidada y nunca me había sentido así.

-¿Tus padres no te cuidaban?

-Mi padre es alcohólico y nos pegaba palizas a mí y a mi madre y mi madre pagaba todo conmigo, siempre estaba castigada por cualquier nimiedad.

-Vaya, te entiendo. - Dijo tristemente.

-¿Me entiendes?

-Sí, pero no hablemos de mí, háblame de ti, ¿qué estabas estudiando?

- Segundo de bachillerato de ciencias sociales.

-Bien, haré un traslado de tu matrícula aquí a este barrio y mañana tramitaré tu tutela, tengo abogados muy buenos que harán todo rápido. ¿Estás de acuerdo?

Pensé un poco en la diferencia que había de vivir en mi casa que era un infierno y vivir en esta, al menos no sería castigada todos los días sólo cuando lo mereciese.

-Sí, Mommy.

-Muy bien, trato hecho, ya no hay vuelta atrás... Mía.

-Lo sé, Mommy. -Dije aún con lágrimas en los ojos.

-Shhhhh, ven aquí pequeña, dame un abrazo, a partir de ahora, todo cambiará, tu vida será mejor.

Me abrazó con tanta intensidad que lloré y lloré hasta que me quedé dormida en su hombro.

A la mañana siguiente, yo estaba en la cama de mi habitación, vestida con ...¿un baby?¿pero qué coño? ¡También tenía un pañal. ¡Joder! No quiero ser un bebé.

-Buenos días mi pequeña, ¿cómo has dormido?

-No vuelvas a ponerme un pañal nunca más ni esta indumentaria de bebés.-Dije muy enfadada.

-No eres tú quien decides, ahora eres mía y harás lo que yo te ordene y si te pongo pañal y baby, lo aceptarás, es mi deseo y tu deber es satisfacerme.

-¡No! ¡Ni hablar!

-¿Ya empezamos Mía? Voy a tener que re-educarte.

MOMMY, MI NUEVA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora