Natasha aporreó la puerta varias veces diciéndome que saliera.
- Muy bien, tú lo has querido Mía, pretendí por las buenas que salieras tú sola ahora abriré yo, si te fijas el pestillo que has echado es un cerrojo y yo tengo la llave, ¿a caso pensabas que te iba a dejar con un pestillo para que me hicieras esto? Vuelvo enseguida.
Y se fue y mi corazón latía a mil por horas. ¡Maldita sea! ¿Y si me escapo por la ventana? No... eso no es una buena opción, si me escapo y me encuentra será terrible. ¿Qué hago? ¡Joder!¡Joder!¡Joder!
De pronto escuché la puerta de mi habitación abrirse otra vez. Y también oí cómo sus pasos se encaminaban hacia donde estaba.
De repente, se oyeron unas llaves. Mi cuerpo se alarmaba, ¡va a a abrir! Dios, no sé dónde meterme.
Hasta que vi su cara frente a mi y me la giró de una bofetada. No me dio tiempo de lamentarme cuando me cogió del brazo y me sacó casi a rastras del cuarto de baño.
-Ahora voy a ser muy dura contigo Mía, así que más te vale que obedezcas. Bájate los pantalones, las braguitas y túmbate sobre la orilla de la cama. Con las manos por detrás de tu cabeza, ¿entendido?
-Sí, Mommy... -Dije con un hilo de voz.
-No pararé hasta que oiga lo que quiero oír, ¿entendido?
¿Qué quiere oír?
-¡Ah! ¡Eso duele! -Grité sin pensar.
-¿Entendido? -Preguntó una vez más.
-Sí, Mommy.
-Ya sabes lo que tienes que hacer, dar las gracias después de cada azote.
-Sí, Mo..... ¡Ah! -Joder ¿qué es eso?
-No te oigo Mía...
¡Zas!
-¡Ah! Gracias Mommy.
-Eso está mejor. Ahora te daré cinco seguidas.
-¿Qué? ¡No!¡Por favor!
¡Zas!¡Zas!¡Zas!¡Zas!¡Zas!
-Gracias Mommy, gracias Mommy, gracias Mommy, gracias Mommy, gracias Mommy. -Dije llorando de dolor, me estaba azotando con una chancleta con una especie de goma dura.
¡Zas!
-¡Mommy, por favor! -Supliqué.
-Por favor, ¿qué Mía?
-Me duele muchooooo.
-Eres una quejica, te comportas como una niñata rebelde y no aguantas unos azotes.
¡Zas!
-¡Mommy, Mommy, por favoooooor!
-No, Mía.
¡Zas!
-No estás dando las gracias, Mía. -Dijo aún más enfadada.
¡Zas!¡Zas!¡Zas!¡Zas!¡Zas!
-¡Ahhhhhh! Gracias Mommy, gracias Mommy, gracias Mommy, gracias Mommy, gracias Mommy. -Dije ya moqueando.
¡Zas!
-Vamos Mía, dí lo que quiero oír.
-¡No sé qué quieres oír!
-¿Otra vez?
¡Zas!¡Zas!¡Zas!¡Zas!¡Zas!
-¡Mommy, por favor, por favor, me portaré bien, me portaré bien, lo prometo, lo prometooo!
-¿Lo prometes? Eso es algo muy serio Mía.
¡Zas!¡Zas!
-¡Sí, lo prometooo! -Dolía y lloraba a rabiar.
-Está bien, la próxima vez, seré más dura, hasta que aprendas a comportarte, ¿entendido, Mía?
-Sí Mommy, me portaré bien.
-¡Shhhhh! Ven aquí, anda. Esto es por tu bien, ¿vale? -Dijo abrazándome sentada en sus rodillas.
-Gracias Mommy. -Sí, ¿vale? He dicho gracias, pero es que lo siento de verdad, me siento su pequeña.
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MOMMY, MI NUEVA VIDA
Non-FictionMía con apenas diecisiete años se escapa de casa de sus padres y decide prostituirse para sobrevivir hasta que se encuentra con Natasha, quien cambiará su vida a algo que ella nunca imaginaría-