-¿Re-educarme? - Dije temblorosa.
-Sí, me llevará tiempo. Levántate de la cama, ahora.
-No.- Contesté desafiante.
-¿Cómo has dicho? - Dijo con un tono de voz que hizo que me dieran escalofríos.
Pero yo no me amedrenté y seguí con mi postura.
-No, he dicho.
-Muy bien, tú lo has querido, has desobedecido una orden, estás castigada.
¡Mierda! No sé que me espera ahora estoy temblando.
-Mommy, por favor...yo...
-Cuando digo que estás castigada es que estás castigada y no hay más. ¿Vienes aquí conmigo o tengo que ir por ti, te aseguro que será peor.
Me levanté llorosa, otra vez iba a estar en sus rodillas humillada como una niña pequeña y tengo diecisiete, ¡joder!
Cuando me puse a su lado, cogió mi mano y me tiró para tumbarme en sus rodillas.
-Bien, ¿por qué te voy a castigar?
-Porque he desobedecido una orden... -Dije en voz bajita, ya sabía lo que me esperaba.
-Y, además, dos veces, añado tu mala forma de contestarme hace un rato ordenándome que no...¿llevarías qué?
-Baby y pañal.
-Exacto, buena chica. Te daré cincuenta azotes con mi mano, quiero que cada vez que te dé me digas: "gracias Mommy". Si no lo dices comenzaré de nuevo, ¿entendido?
-Sí, Mommy. -Dije llorando y aún no había comenzado. Me sentía pequeña en sus rodillas, no entiendo por qué la obedecía, podría escaparme pero ni siquiera me atrevo.
¡Zas!
-Gracias Mommy.
¡Zas!
-Gracias Mommy.
¡Zas!
-¡Ah! Gracias Mommy.
¡Cincuenta azotes, cincuenta azotes! Mi culo estaba a rojo vivo y yo no podía dejar de llorar.
-Ahora ponte de rodillas en esa esquina, con el culo al aire, ¿de acuerdo Mía?
Cuando me puse en la esquina, ella vino con dos libros grandes y puso cada uno de ellos en mis manos para que los sujetara frente a mí. Pesaban mucho y no podía aguantar.
-Mommy.- La llamé mientras ella estaba en el sillón de mi cuarto leyendo otro libro.
-¿Sí, Mía?
-No aguanto más me duelen los brazos Mommy.
-Bien, te daré dos opciones, o te doy de comer o te quedas así.
¡Mierda!¡Mierda!¡Mierda! ¿Por qué se empeña en humillarme?
-Prefiero quedarme así. -Dije con mi orgullo herido.
-Muy bien, te quedarás así hasta que yo lo desee y más te vale que esos libros sigan en alto Mía.
¡Joder! ¡Odio mi vida! No sé por qué tengo que hacerle caso.
-¿Sabe qué? -Dije soltando los libros. -Me voy, ya soy mayorcita como para comportarme como una cría. -Volví a decir levantándome.
-Eso quieres...
-Sí, me voy. ¿Te piensas quedar ahí? Tengo que cambiarme de ropa.
-Por supuesto. -Su mirada era impasible no podía adivinar en qué estaba pensando.- Ahora tienes diecisiete años.
-Siempre he tenido diecisiete años desde que llegué a esta casa S-E-Ñ-O-RA.
Ella sonrió ladinamente y no me gustaba nada.
-Bien, puedes irte.
-¿En serio?
-Sí.
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MOMMY, MI NUEVA VIDA
No FicciónMía con apenas diecisiete años se escapa de casa de sus padres y decide prostituirse para sobrevivir hasta que se encuentra con Natasha, quien cambiará su vida a algo que ella nunca imaginaría-