CAPÍTULO 9. ¿Excitación?

7.6K 259 15
                                    

-Mía, no puedes hablarle a Manuel como le has hablado, ¿lo entiendes?- Dijo Natasha acariciándome la cara.

-Me ha pegado con el cinturón, ¿es que acaso no te importo?

-Claro que me importas, pero yo misma te daré ese castigo si lo mereces. Manuel es muy estricto dando clases, entiendo que te hayas agobiado.

-No quiero a ese tío dándome clases.

-Corrige tu vocabulario. Además, Manuel es muy buena persona, dale tiempo.

- No sé, tiene algo que me inquieta. ¿Por qué no me contaste que estabas comprometida?

-¿Acaso es importante? Yo soy quien cuida de ti.

-¡Pues claro que es importante! Ahora voy a tener no una Mommy sino un Daddy que también podrá castigarme cuando le dé la gana.

- No te va a castigar cuando le dé la gana sino cuando hagas algo malamente, son correctivos, disciplina y tú, necesitas mucho de eso. Eres bastante rebelde jovencita.

-¡Ah! ¿Ahora soy una jovencita? -Dije irónica.

-Puedo convertirte en un bebé en cuestión de segundos, no me provoques.

-O si no, ¿qué? N-A-T-A-S-H-A.

- ¡Tú lo has querido! ¿Quieres jugar? ¡Juguemos! - Contestó enfadada.

No sé si era miedo, lo que sí sentía era una especie como de excitación, hoy no me importaba que me castigara, de hecho lo necesitaba, necesitaba a mi Mommy, ella es mía y no del Manupollas.

Natasha me cogió del pelo fuertemente y me ordenó que me desnudara. Para mi sorpresa, eso no me lo esperaba y me daba mucho pudor que me viera completamente desnuda.

- ¿No querías juego? Empecemos. Desnúdate, ¡ya!

Me desnudé lentamente mientras miraba de reojo como me miraba Natasha impaciente y... cómo explicarlo... ¿deseosa? ¿de verme así? Cuando terminé de desnudarme instintivamente me tapé mis pechos.

-¡Quita las manos y baja los brazos!

-No quiero...

¡Plaf! Bofetada.

-Sí, Mommy.- Y los bajé.

Se acercó a mi lentamente, mirándome fijamente a los ojos, con lo cual agaché mi mirada sumisamente pues me estaba intimidando.

Cuando estuvo frente a mí, vi que sus manos se dirigían a mis pechos y de pronto retorció mis pezones con sus dedos.

-¡Ah!- Exclamé de dolor.

-¿Es esto lo que quieres Mía?

No contesté, me daba vergüenza admitirlo pero a pesar del dolor lo estaba disfrutando.

-¡Contesta! -¡Plaf! Otra bofetada en la otra mejilla.

-Mommy, yo...

-¿Te estás excitando Mía? ¡Mírame! -La miré y sus ojos me miraban penetrante y oscuramente.- Eso es un sí. Ponte ahora mismo en la cama a cuatro patas, ahora vengo.

¡Dios! ¿A dónde ha ido? ¿Me va a follar? ¿Es eso? No, no, no, no, no, no puedo pensar eso, si aún no he tenido mi primera vez, ¿cómo va a ser?

Para mi desgracia, Natasha apareció con un cepillo del pelo de madera. Mierda, ¡no!

-Por favor Mommy...

-Por favor, ¿qué?

- No me azotes con eso.

-No estás en posición de decidir ni de pedir, quiero silencio, no quiero escucharte, sufrirás tu castigo así, y si te escucho, empezaré de nuevo. Treinta azotes por chulearme, y cincuenta por excitarte, los bebés no se excitan.

-Nooooo, Mommy, por favor. -He de reconocer que soy una llorica porque ya empecé a llorar nada más saber lo que iba a hacer.

Comenzó a azotarme sin ni siquiera calentar la zona, se notaba que estaba disgustada, ahora sentía mucha vergüenza de mi misma y mucha pena por pensar en el sexo.

No dejaba de llorar mientras me azotaba pero me comporté y no emití ningún alarido de dolor alguno.

Azotaba rápido y contundentemente. Mis nalgas me ardían y me dolían, quería meter las manos de por medio para que parase pero temía que empezara de nuevo, así que aguanté como pude, en silencio y llorando como una mocosa a mares.

MOMMY, MI NUEVA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora