CAPÍTULO 24. Encuentro Hot

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Cuando terminó el castigo, Mía se fue corriendo y llorando para su habitación dejando con la palabra en la boca a Natasha. Ya en el camino se chocó con el hombro de su ex amiga Carolina...

- ¿Qué haces idiota? – Dijo Carolina enfadada.

Mía le iba a contestar bien por un momento, recordando su amistad con ella, la que tenían pero que ya no y le dolió.

- ¡Apártate de mi camino!¡Sucia basura! -Le contestó Mía molesta.

- Esa boca sucia tuya... mañana me las vas a pagar en el instituto. Aquí están nuestros cuidadores. -Dijo Carolina sin remordimientos.

- Gallina...

- Sí...gallina, pero no es a mi a quien acaban de azotar ja, ja, ja, ja, ja. -Se burló Carolina.

¡PLAF!

- No vuelvas a meterte con Mía en mi presencia, mocosa... -Amenazó Sandra.

- Esta me la pagas, Sandrita... -Amenazo también Carolina.

- Ven, Mía, vámonos y hablemos, pasa de esta tía.

Carolina se enfadaba más, se sabía por el tono colorado de piel.

Ambas se retiraron hacia las estancias de Sandra, allí nadie las molestaría.

De pronto, Mía comenzó a llorar.

- ¡Hey! Peque... no llores, estás acostumbrada a castigos peores... -Dijo Sandra tratando de animarla.

- No es eso es que... pensé que sería libre para olvidarme de una vez por todas de tu hermana...

- Entiendo... -Sandra sintió celos, pues ella sí reconocía que sentía algo muy especial por Mía, quería protegerla y cuidarla.

En un acto impulsivo, Sandra besó a Mía. Esta se quedó impresionada, cerró los ojos y creyó que estaba besando a Natasha, olía a ella, a su perfume, siempre había olido a su Mommy... ¿Y si se dejaba llevar? ¿Qué pasaría? Recordó sin querer el castigo de antes y su coño se humedeció, se puso colorada y se excitó aún más. No lo entendía, pero siguió besando a Sandra.

De pronto, Mía quiso llevar el control aún dentro de su timidez para estas cosas, pero con Sandra se sentía libre de hacerlo. Se separó de sus labios y se puso de pie. Empezó a menear sus caderas delante de ella, a hacer una especie de baile sexy mientras se desabrochaba los botones de su camisa blanca del instituto mirándola a los ojos seductoramente.

Sandra la miraba con mucho deseo.

Sólo se desabrochó la camisa, pero no se la quitó, dejando entre ver su hermoso escote que lucía con su bonito sujetador de color beige. Empujó a Sandra para atrás suavemente a medida que se subía encima de ella. Empezó a desabrochar la camisa de ella también de una forma muy sutil mientras la miraba a los ojos. Sandra estaba muy impresionada por la sensualidad de Mía. Una vez, Mía desabrochó la camisa se acercó a sus labios y comenzó a besarlos dejándose caer en su cuerpo y moviendo sus caderas encima de las de Sandra. Ambas movieron las caderas a su placer y ambas se fundieron esa tarde en una sola.

A la mañana siguiente...

Sandra observaba como Mía dormía en su cama, las dos estaban desnudas y Mía acurrucada en sus brazos, había sido una tarde preciosa y una noche maravillosa, llena de besos, amor y caricias. Definitivamente, Sandra se había enamorado de Mía y ella le había entregado su lado más noble, su pureza.

Por otro lado, había quien estaba que le llevaba el demonio y no había dormido en toda la noche bebiendo y bebiendo. Natasha, avisada por Carolina no podía dejar de pensar en Mía con Sandra, en lo que habrían estado pudiendo hacer solas y juntas, no aguantaba más y quería ir a comprobarlo.

Pero, por otro lado, sabía que en esas condiciones no debía, porque si sus sospechas eran ciertas, las mataría a ambas.

-Al carajo. Subo.

Natasha subió las escaleras a velocidad de velociraptor, llegó a la habitación de su hermana, comprobó si la llave no estaba echada y abrió la puerta de golpe, pillando a Mía y Sandra abrazadas desnudas, despertando a Mía de un sobresalto y Sandra con mirada aterradora mirando a su hermana.

MOMMY, MI NUEVA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora