CAPÍTULO 14. Expulsión y castigo.

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 Seguimos a la directora hasta su despacho, cada una agarrada por un profesor, el mio tenía que ser el Manupollas, ¿por qué coño no me deja en paz? Se mete en todo.

Llegamos al despacho y nos sentaron en dos sillas que habían frente al escritorio.

Cabe decir que el despacho era bastante grande y muy bien iluminado, con la bandera de la ciudad, del instituto y del país. Muchos cuadros de filósofos que hicieron historia, no conocía a algunos pero, ¿quién no conoce a Galileo Galilei? Me he dado cuenta de que soy una inculta, ¿qué he estado haciendo en la E.S.O? No he aprendido nada, estudiaba para aprobar y listo.

La Directora llamó a los padres de Sofía primero y les dijo que tenían que presentarse en el instituto. La llamada fue corta. Y luego Llamo a Natasha, la llamó por su nombre, al parecer tenían confianza.

-Natasha, siento molestarte, pero tienes que venir al instituto inmediatamente, Mía ha tenido una pelea con una alumna y la profesora de gimnasia le ha puesto un parte.

-¿"Cómo"? -Alcancé a oír. ¡Ay, Dios! La que me espera... miré al Manupollas y el muy estúpido estaba sonriente. ¡Gilipollas!

La directora nos sermoneó bastante rato, yo sólo oía, bla, bla, bla, bla, porque en mi mente estaba Natasha, pero la estúpida de Sofía dijo que sus padres me denunciarían, que eran muy importantes y si tenía que demandar al instituto también.

¿Pero ésta está flipada, no?

-Eso ya lo hablaremos con tus padres, usted no es nadie para amenazarme señorita Vaquero. -Dijo la directora muy molesta. Yo me divertía con la situación pues la dejó callada de un zascazo.

Al poco rato aparecieron los padres de la chica.

-¿Qué demonios ha pasado aquí? ¿Por qué mi hija tiene una mosqueta en la nariz y el ojo morado? -Dijo el padre malhumorado.

Sofía se levantó de la silla y se fue a abrazara su padre.

-Fue esa niña, papito. Se metió conmigo nada más llegar a clases y como le contesté me quiso pegar y yo tuve que defenderme, pero mira papito cómo me ha dejado. -Dijo llorando falsamente.

-Esto es inaudito, señora Guzmán. Dejáis que entre en este instituto a cualquiera, quiero la expulsión para la responsable. -Dijo el padre muy enfadado.

-De expulsión nada, dudo que Mía se haya metido con su hija señor Vaquero, la conozco muy bien. -Dijo Natasha por detrás intentando pasar para ponerse al lado mía.

-¿Señorita Riveretti? -Dijo el padre alarmado.

-La misma señor Vaquero. Mía es mi protegida y no es ninguna niña problemática, si se peleó con su hija algo tuvo que hacerle.

-Perdone señorita Riveretti, pero mire cómo ha dejado su protegida a mi hija. -contestó la madre.

-Bien, escuchemos la versión de Mía. Mía, habla.

Estaba acojonada no, lo siguiente.

-Pues hice una amiga, Carolina se llama y al parecer todos se meten con ella, incluida su hija y su grupo de amigas, la tratan como escoria y basura. Y cuando nos pusieron el parte en Educación Física, por hablar sin permiso las dos, la profesora nos mandó con Carolina al despacho y ella en vez de estar en silencio, empezó a meter baza, nos insultamos y acabamos peleadas. -Dije mirando a Natasha de reojo, la cual me miraba sin ningún gesto en la cara, ninguna emoción que me pudiera revelar que estaba sucediendo por su mente.

-Vaya, parece que ninguna de las dos historias concuerdan. -Dijo Natasha. Y Mía parece tener más veracidad, ella no se mete con nadie sino la buscan. Así que corrija a su hija señor Vaquero.

MOMMY, MI NUEVA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora