"Yo antes de ti"

162 23 3
                                    

HANNAH

"¿Sabes algo, Clark? Tú eres casi lo único que hace que me levante todas las mañanas"

Aquella frase resonó en mi cabeza pero esta vez con la voz de Jacob. Imaginé aquellas palabras saliendo de su boca, porque así parecía haber sido. Había marcado esa frase. Me la había dedicado a mi y ahora él se había alejado. Nos había alejado. Mis ojos se cristalizaron y así, sin más, mi corazón se volvió a romper.

Las lágrimas rodaron por mis mejillas quemándolo todo a su paso. Tenía los ojos tan rojos e hinchados que aquel simple gesto me ardía a horrores.

Una vez más, lloraba por todo lo que había hecho, pero también, lloraba por lo que no. Lloraba por todo lo que había dicho, y por las palabras que nunca había llegado a mencionar. Lloraba por todo lo que podíamos haber sido y por todo lo que nunca seríamos ya, y entonces, la canción que llevaba meses escuchando pensando en Jake, cobró más sentido que nunca.

When the night was full of terrors
And your eyes were filled with tears
When you had not touched me yet
Oh, take me back to the night we met
I had all and then most of you
Some and now none of you
Take me back to the night we met...

Cada una de las palabras de aquella canción se clavaron como punzadas de hierro en mi corazón y luego lo vi. Su ronca risa. Su pelo alborotado. Sus ojos verdes y penetrantes. Escuché como tarareaba la letra, y como a medida que avanzaba se acercaba el adiós. Como si siempre hubiera sido nuestra despedida.

– Hannah ¿estas bien?

Papa entró en mi habitación con cuidado y sus ojos inquietos se posaron en mi débil cuerpo acurrucado en la cama. Lo miré. Con lo que quedaba de mi corazón en un puño lo miré a los ojos y las lágrimas empezaron a caer a mayor velocidad.

– No papa. No estoy bien – mi voz se quebró y mi padre corrió a mi rescate. Casi como si pudiera derrumbarme en cualquier momento me abrazo con sus robustos brazos, alejando todo el dolor de mi. Aislándome en una pequeña burbuja. Fue justo cuando inhale aquel familiar olor, aquel olor que me recordaba que era lo único que me quedaba, que volví a respirar...

– Yo...

– No tienes porque explicarme nada cielo, estoy aquí, a tu lado, eso es lo importante – por fin me relaje en sus brazos y volví a estrecharlo con fuerza, porque aunque no habláramos mucho, aunque no tuviéramos una relación muy estrecha, sabía que el siempre iba a estar allí para mí.

Pasamos así unos minutos, hasta que su juguetona voz rompió el silencio:

– Ey – mi padre me miro a los ojos – ¿Qué le dice un jardinero a otro?

Una carcajada escapó de mis labios.

– No lo se, ¿el que? – los ojos de papá se iluminaron.

– ¡Se feliz mientras podamos! – se rio – ¿Lo pillas? De podar.

No pude evitar reírme también.

– Siguen siendo igual de malos.

– A tu madre le gustaban – la mención de mamá en sus labios hizo que mi pecho se llenara de calor – He pedido pizza ¿Quieres?

Cantando bajo las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora