Capítulo 5: Cair.

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Aún estaba un poco traumatizada por todo.

Mi poder me permite crear hielo, controlar hielo, absorver hielo...
Hielo.
Esa palabra retumbaba en mi cabeza.

Uriel nos había hecho reunirnos en el instituto sobre las diez de la noche. Y así fue.

Ahora le estábamos colocando a los dragones unas monturas que Uriel nos había prestado. Estaban escondidas en un supuesto sótano...en fin.

Articus estaba tumbado ,para que así yo pudiera ponerle la montura.
Era una montura vieja y un poco hecha polvo. De un color marrón.

La coloqué entre dos puntiagudas escamas que le sobresalian a Articus de la columna. Desde esta misma mañana la relación que habíamos establecido Articus y yo había cambiado radicalmente. Había mucha, muchísima más confianza. Jamás me lo imaginé,  montar a un dragón...wow.

Se la apreté fuerte y me senté en ella, acomodando mis pies dentro de una especie de estribos hechos de cuero.

-Levántate - le ordené a Articus. Este se levantó despacio. Desde arriba todo era diferente.

Me sentía fuerte,protegida...libre.

Observé a los demás.

Leire, mi hermana, aún no me había dicho su poder. Y no me había presentado a su dragón.

Desde mi sitio pude ver como era su dragón, tenía todo el cuerpo cubierto de escamas de color blanco. Precioso.

Entonces mis ojos volaron hacía Sam.
Su dragón era de un color gris plata. Este no paraba de moverse.

-Kairo, estate quieto. -dijo Sam. Pero el dragón no le hizo caso y, con un movimiento rápido se separó de él.

Kairo vino hacía mí.

-Hola precioso.-dije mientras le acariciaba el hocico que lo tenía cerca de mí cara.

-Lo siento mucho...es que es un gamberro. Kairo acércate ahora.-dijo Sam desde abajo. Se le notaba tenso y cansado.

Parecía minúsculo.
Kairo me miró por un momento. Sus ojos eran grises con detalles amarillos...en realidad había mas amarillo que gris,  preciosos. Se dirigió hacía Sam como un perro asustado.

-¿¡Cuántas veces tengo que decirte de que te portes bien?! ¿¡Eh?!-susurró Sam fuerte a Kairo.

Este agachó la cabeza ofendido.

-Pero si no ha hecho nada.-me quejé.

Los ojos de Sam volaron a mí.

-Es mi dragón. Tu tienes el tuyo. Así que no te metas por medio. - me miraba con seriedad. Sus palabras me dolieron.

Articus hizo un graznido como tono de aviso hacia Samuel, ya que sus palabras me hirieron y él lo notó. 

"¿Pero que le pasa a este tío? Solo le he dicho que su dragón no ha hecho nada."

-¡Atención chicos!-reclamaba Uriel de lejos. -Volareis en parejas por seguridad .Estar listos en cinco minutos. -

Miré en todas las direcciones. A la primera que miré fue a Julia. Pero ella ya estaba con el Tomás ese.

Luego miré a Graciela que estaba con Lukas.

Y luego a Estela que estaba con Dean. Entonces me acordé de Lucía.
Pero también tenía pareja.
Su pareja, aunque no lo conociera, me resultaba familiar. Tenía pelo castaño y ojos verdes claritos.

Ahogué un grito al recordar el sueño...
Él salía en el.
Era el del brazo roto...

Cerré los ojos fuertes y aparté esos pensamientos de mi cabeza.

Alma de dragón:Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora