Enmalbi, una nueva palabra que nos haría a todos nosotros temblar por el resto de nuestras vidas, si sobrevivíamos. Una guerra sin fin ni piedad donde se busca la aniquilación total de nosotros, los Anmakanes, guerreros de luz nacidos para mantener...
La figura de Sam se mantenía inmóvil delante de mí. Nos quedamos unos segundos en silencio. En parte me daba algo de miedo acercarme a él pro la espalda.
Se notaba mucho la tensión del ambiente.
Las risas de Ronan y sus amigos me distrajo por un segundo de Sam.
Se acercaban y yo no tenía donde meterme ya que no me apetecía nada que se estuviese burlando de mí por el show de las batallas y tampoco quería dejar a Sam solo con esos...aunque se de sobra que a él no le hace falta ninguna ayuda de nadie.
Pero no tuve que pensar mucho donde meterme porque Sam se acercó veloz, me colocó una de sus manos en la cintura, apretándome fuerte contra él, y con la otra mano me tapó la boca para quenogritase o produjera sonido al mismo tiempo que me apretaba contra una de la paredes del pasillo.
Mi corazón había cesado su sinfonía diaria. Sentía las firmes manos de Sam que me sujetaban con decisión, su respiración contra mi cuello, el roce de su nariz con la mía...estábamos demasiado cerca. Era agradable e incomodo al mismo tiempo. Lo miraba fijamente a los ojos, y él a los míos. Era hermoso.
Notaba los fuertes y agitados latidos del corazón de Sam contra mi pecho. Ronan y sus amigos pasaron a nuestro lado, sin percatarse que estábamos y entonces caí en la cuenta de que Sam usaba la invisibilidad con los dos.
Cuando pasaron Sam suspiro haciéndome temblar al sentir su helado aliento en mi nuca.
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Se separó muy lentamente. Su peso, su fuerza, su conformidad...todo había desaparecido cuando perdimos el contacto. Estábamos de pie uno frente al otro...a escasos centímetros.
Si no fuera por que mi corazón estaba congelado ahora estaría a mil por hora.
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-Tengo que hablar contigo.-dijo Sam. -Yo también quiero hablar contigo. Lo que me has dicho antes yo..-
-No, no quiero respuesta de eso ahora y menos aquí. Iremos a un lugar más privado.- dijo.
Yo no llegué a responder cuando me veía bajando las escaleras con la mano de Sam tirando de la mía.
Salimos al exterior. El frío aire me envolvió reconfortandome.
