capítulo 1

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Las mañanas de invierno de apoco se convierten en madrugadas primaverales y está ves prometo no quejarme sobre el cambio de estación.

Siempre he sido team frio, pero luego de tanta nieve y vientos que amenazan en convertirse en huracanes, comenzaba a extrañar el calor del sol.

Salgo de la habitación ya vestida y preparada para la jornada escolar, al entrar al comedor veo en la mesa a mi hermano mayor junto a su novia quien se ve un poco más pálida de lo normal.

—hola.—los saludo mientras me acerco a tomar una manzana.

Ismael me brinda su carismática sonrisa usual, mientras que Marie trata de esbozar una, pero sale tan fría y agria, como si se viera forzada a hacerlo.

Aún con una sensación extraña en la cabeza decido no prestarle atención a ese acto.

A veces me pongo algo paranoica.

—ya me voy a clases, no te olvides que hoy salgo más tarde.—le comento al masculino.

—tranquila no lo olvidaré. que Dios te bendiga.

Escucho su áspera voz mientras salgo del comedor.

—igualmente—grito ya en la puerta de la sala.

Salgo de casa caminando a una velocidad moderada, todavía es temprano y en los días más cálidos me gusta caminar hasta el instituto.

Me pongo mis audífonos mientras escucho una de mis canciones favoritas de Britney Spears.

Es un gusto culposo que tengo desde los 9 años y que trato de mantener lo más oculto posible, en casa no se escucha nada que no venga de la iglesia del pastor Jorge.

Mi madre es abrumadora con ese tema, Ismael no tanto pero aún así todos en casa respetamos sus reglas, o al menos eso es lo que creen.

Luego de unos 20 minutos de una tranquila caminata llego a mi destino.

Me enredo entre los pasillos inusualmente vacíos.

¿Acaso llegué muy temprano?

Sigo caminando hasta llegar a mi salón, la puerta está cerrada así que golpeó con mis nudillos la madera fría.

Tras unos segundos la puerta se abre dejándome ver los pequeños ojos de la profesora de literatura bajo sus gruesos lentes.

—¿Son estas horas de llegar?—pregunta frunciendo el entrecejo.

—¿si...?—respondo algo intimidada.

—llega una hora tarde señorita Reyes.—arrastra sus palabras dejándome atónita.

¿Una hora tarde?

Pero si en mi mente estaba siento puntual.

No sé qué responderle, mis dudas me dejan muda, la profesora ante mi se resigna y abre en su totalidad aquella puerta.

—esta bien, puedes pasar. Pero que sea la última vez.

Manifiesta mientras ingreso al aula.

—prometo que no volverá a pasar.

Ojeo cada asiento del lugar, para mi desgracia están todos llenos... Excepto uno, es el último pero alado ya está sentado alguien que no reconozco, ¿Será nuevo? Es inusual ver a alguien nuevo a inicios del segundo semestre.

Sin mucha seguridad me acerco al pupitre, esbozo una sonrisa al chico, este solo me mira con sus oscuros ojos sin palabra alguna.
Con la incomodidad en mi piel bajo la mirada al suelo, dejo mi mochila en el respaldo de la silla y por fin me siento.

AmárrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora