capitulo 14

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Llego un fin de semana largo, casi toda la semana sin ir a clases, eso es una maravilla en estos momentos, sigo sin sentirme bien y tampoco se a que se debe, se supone que debería ir mejorando pero todos los días es peor la sensación, me estoy empezando a preocupar.

Durante estos días tampoco habrán cultos en la iglesia o ensayos, estan ampliamdo y reparando por lo cual solo están ahí algunos voluntarios ayudando a los obreros.

Eso significa que solo me pasaré cuidado a Madeline.

—cuando mi tía tuvo a mi primito igual se puso así.—habla la niña mientras colorea en un cuaderno sobre la mesa.

—¿Así como?

—Así como tú, vomitaba todo... ¿Como lo vas a llamar?

Me quedo estática en mi lugar tratando de saber que responder.

Respiro profundo y armandome de paciencia la miro.

—estoy enferma y estoy tomando medicamentos, no digas esas cosas.

Me mira unos segundos, levanta los hombros y vuelve a colorear.

Esta niña y sus cosas me va a volver loca.

"Cuando mi tía tuvo a mi primito igual se puso así"

No, no creo que sea eso.

No, lo que tengo es un virus y ya.

¿O no?

Saco mi celular del bolsillo y me siento en el sofá, voy a Google y con la curiosidad en la punta de mis dedos busco los síntomas de embarazo.

Y ahí aparecen los clásicos.

Náuseas, vomitos, sensibilidad en los senos, cansancio, cambios de humor, irritabilidad o fatiga, perdida del periodo.

Ese último síntoma me alivia, yo no he perdido mi periodo, aun recuerdo cuando me bajó, asi que todo bien.

Además, esa noche junto a Félix usamos protección, aunque admito que hubo un inconveniente con eso.

Derrepente escucho como llaman a la puerta, debe ser la mamá de Madeline.

...

Una vez me quedo sola me preparo algo liviano para comer, las ideas me saltan en la cabeza, me estoy sugestionando demasiado.

Pero pienso y pienso y en verdad no me acuerdo la última vez que me llegó el periodo.

Reviso el calendario de mi celular, trato de hacer memoria y ahí es cuando me doy cuenta de que mis sospechas son ciertas, tengo retraso de dos semanas.

En eso me entra una llamada, es Félix.

Lleno de aire mis pulmones y contesto.

—hola, lindura ¿Por qué no me has llamado?—habla de inmediato.

—hola, no he tenido mucho tiempo, lo lamento.

—tranquila, no me enojare con una belleza como tú... Por cierto ¿Cuando podremos vernos? Ya te hecho de menos.—se le escucha muy calido y tierno.

—no lo sé, esta semana tengo libre pero no me he sentido muy bien.

—¿Por qué? ¿Paso algo?

—no, es solo que ando delicada de salud, casi no puedo comer nada es un virus estomacal horrible.

—¿Como?

—si, ando con vomitos y mucha sensibilidad a los olores, náuseas...—le comento pero el me interrumpe.

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