Capitulo 21

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Al llegar a casa me encuentro con un reluciente orden, no hay polvo en ningún mueble y está todo perfecto en su lugar, algo inusual en casa.

—¡anoche no hiciste nada de lo que te pedí!—escucho a mi madre desde el baño.—no trapeaste el piso, no hiciste pan, no ordenaste la ropa, no hiciste nada.

Agacho la cabeza recordando que anoche solo llegué a dormir a casa y justamente, me olvide de hacer todo aquello.

–lo siento, llegué cansada de clases.–le aclaro.

–floja, buena para nada.– la escucho refunfuñar aún desde el baño.

lanzo un suspiro, cansada de escuchar siempre palabras denigrantes hacia mi solo por no hacer algunas cosas de vez en cuando, como si se olvidara de todo lo que hago en casa siempre. con la pena llenando de apoco mi pecho camino hasta la cocina para buscar algo de comer, veo unos cuantos platos sucios así que para remendar mi falta de ayer me dispongo a lavarlos.

–mañana necesito que después del liceo pases a la farmacia a comprar unas cosas y de paso tus pastillas anticonceptivas.

–¿Entonces si me las compraras, no iremos con un ginecólogo antes?

le comenté a mamá sobre mi menstruación prolongada de este mes y que quizá seria bueno buscarle una solución pero parece que para ella las pastillas son la mejor opción.

—Si vamos con un ginecólogo te dirá lo mismo, que tomes anticonceptivos para regular tu ciclo.

–Okey, entonces mañana paso a la farmacia.

—Trae jabón, pasta dental, desodorantes, ibuprofeno y tus pastillas.—habla mientras se va a su cuarto y ya que termine de lavar los platos voy detrás de ella.

—Después lo anoto en alguna parte para no olvidarlo.—entro a su cuarto.— En clases de patrimonio cultural tenemos que hacer una presentación en parejas y me toco con la prima de Sophie.—le comento— Y necesitamos juntarnos después de clases... ¿Podemos hacer el trabajo acá?

Mi madre me mira no muy convencida.

—Esta bien, pero yo no iré a buscarla ni a dejarla a su casa, ella verá como se mueve, porque estaré trabajando.

—Si no hay problema, mañana vendrá, así me acompaña a la farmacia.

—mantén ordenada la casa eso si, y no se demoren mucho en llegar.

—si, no te preocupes.

...

Durante el receso hicieron una mini exposición sobre educación sexual, explicando como cuidarnos de enfermedades y embarazos no deseados, regalaron condones, y por otro lado repartieron globos, de esos globos largos con los que uno puede hacer espadas, ni siquiera se cual era su finalidad en este tema, pero lo bueno es que a Leah le encanto su globo en forma de espadita y no para de jugar con el y pegarle a la gente.

—te declaro homosexual.—toca los hombros del chico que le gusta a nuestra Amanda con su espada.

—ya sabia que ese era mi destino.—le sigue el juego a Leah.

Amanda abre excesivamente los ojos mientras se acerca a mi.

–ay no, ojala que no.–me susurra exaltada mientras yo sonrío ante la situación.

—y a ti te declaro un juguete sexual.—exclama mientras hace lo mismo conmigo.

suspiro un tanto incomoda por ese comentario mirando de reojo a Leah.

—ya me estoy acostumbrando.—digo en lo bajo y de mala gana.

Primero Félix y ahora la pelinegra, quizá ese es mi destino, ser utilizada y abandonada.

AmárrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora